Diario de León

El paisanaje | antonio núñez

Soy cazurro, casi ná

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antonio núñez
León

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Servidor era de los que pensaban que los políticos le tenían por tonto habida cuenta de la imbecilidad de los eslóganes electorales. Craso error, porque en realidad creen que estoy loco. Para elevar la baja autoestima de los habitantes de la capital el alcalde Paco Fernández acaba de poner en marcha una campaña publicitaria que con el lema «¡Vamos León!» -”ponle una coma en medio, macho, a ver si por lo menos aprendes ortografía-” pretende «estimular el orgullo de ser leonés», según recogen a toda pastilla los periódicos. Para ello se repartirán pegatinas, pins, banderolas, chapas, sujetacorbatas y pancartas que levanten acta de que, efectivamente, somos de aquí de toda la vida y a mucha honra. Consultado mi psiquiatra salí más tranquilo del diván. «Tú tienes la autoestima como Zapatero y Berlusconi», me diagnosticó, «que, sobre todas las cosas, se quieren a sí mismos y además se sienten correspondidos. Si acaso el problema puede ser de ese tal Fernández», concluyó, «que debe de manejar alguna encuesta baja en afectos».

En treinta y tantos años de profesión uno no había visto una sandez como ésta. Tendría que remontarme a la niñez, cuando el Seat 600, para rememorar algo parecido y los domingueros le ponían al parabrisas una pegatina donde podía leerse «Zoy ezpañó, cazi ná». Eran los tiempos en que se emigraba a Francia para trabajar en la Citroen.

Se desconoce la pasta que costará la nueva campaña municipal, aunque debe de ser muy gansa teniendo en cuenta que el Ayuntamiento no tiene un duro para pagar a los proveedores y todo sale de nuestros impuestos. Eso sí que me deprime. Lo de poner en los bugas o en los taxis «Vamos León» puede pasar en Ordoño y algunos hasta lo verían bien, pero no se le ocurra a usted salir de la provincia y aparcar, pongamos que en Madrid, en un radio de menos de dos kilómetros de cualquier oficina del Inem, porque entonces el último de la cola lo señalará con el dedo al grito de «mirad, chicos, uno del pueblo de Zapatero». Si le agreden será en defensa propia.

Para demostrarle al alcalde que ésta quiere ser una crítica constructiva quienes vivimos en la periferia le damos gratis algunas ideas para mejorar la campaña de la autoestima y contra el pesimismo, el victimismo y demás lacras sociales. Vamos a ver si cuelan. En el busi número 8, por ejemplo, pensamos poner un letrero que dice «para lo de abajo los de Trobajo» (del Cerecedo). Y en el Alsa de Trobajo de Arriba harán lo propio con un «dos palmos a lo poco por encima de la barriga». Otro, «no hay ciruelo como el de los de Oteruelo». Y, por último, en Puente Castro «cruzamos la puente con lo que nos sobra de la colgante». Esto en lo que se refiere a las pedanías, señor alcalde, así que no le digo nada del centro urbano empezando por San Mamés: «nosotros más de tres», quería poner un exaltado.

Lo de identificarse con los proyectos municipales lleva a estos extremos, que no sé yo si serán aplacables con los desayunos cada quince días en sábado sabadete que también Fernández ha prometido con diez conciudadanos -”cinco conciudadanas, faltaría más-” a fin de debatir rotativamente los problemas de cada barriada o barriado. Ahí una de dos: o vas ya desayunado y empachado de ensaimadas o pides directamente un carajillo para flipar.

Dice también el señorito que ésta es una promoción «institucional» y sin color político. El leonesismo es la burra que se quiere vender, pero como decía un tratante de mi pueblo -”decía también mi abuela cada vez que la cabreaba que yo era una buena alubia de La Bañeza-” «la burra por lo que vale».

Intecos, Michaisas, carriles bici, palacios de congresos, trenes AVE, etcétera, todos ellos por llegar, para levantar el orgullo local con cuarenta mil parados en la provincia, la mitad de ellos en la ciudad, a Fernández se le ha olvidado la Cultural, según cierto amigo mío del Betis «manque pierda».

En fin, viva el señor alcalde y viva León orgulloso.

¡Viva yo!

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