Diario de León

Cosas de aquí | Cien años de comercio en la capital maragata

Un escaparate del pasado

Aparatos alarganiños o calentadores de calcetines son dos ingenios que pueden verse estos días en Astorgaen una exposición que reúne 270 piezas muy curiosas

Dos épocas enfrentadas: una pequeña mira asombrada el artilugio para el crecimiento infantil.

Dos épocas enfrentadas: una pequeña mira asombrada el artilugio para el crecimiento infantil.

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maite almanza | astorga
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En plena era de las ciber comunicaciones y las vacaciones para minorías en el espacio, impacta asomarse a la vida cotidiana de hace más de un siglo. Nuestros antepasados ya tenían lavadoras, calentaban los biberones de los bebés al amor de las planchas y caldeaban los calcetines antes de ponérselos. Al menos eso parece, a la vista de la exposición Cien años innovando, con la que la Cámara de Comercio de Astorga celebra estos días su centenario fundacional. La muestra repasa la evolución del empresariado y el comercio locales desde finales del siglo XIX, resumiendo distintos oficios mediante la huella que han dejado en los útiles diarios de cada sector.

De entre las doscientas setenta piezas expuestas puede destacarse un puñado de curiosidades. Hay lavadoras manuales de ropa del año 1880, hechas en hojalata y latón; un aparato metálico de ayuda al crecimiento infantil; un calentador eléctrico de calcetines, de 1920; o una plancha que, con vapor, calentaba biberones.

Sombreros. La pasión del coleccionista, José Luiz González, ha permitido salvar del paso del tiempo y sus estragos hormas para sombreros , útiles de óptica, zapatos de niño hechos en cuero en el año 1900, un sillón de peluquero o una rudimentaria silla de ruedas. Tampoco faltan en esta especie de viaje al ayer los ecos de una industria que resultó de las más pujantes en la Astorga del primer tercio del siglo XX: la del chocolate. La muestra, visitable en el chalet modernista del número 15 de la calle de Los Sitios, contiene otros objetos singulares: una linterna mágica de 1890, máquinas para liar cigarros, una plisadora de 1880, una báscula para pesar bebés de 1890, sifones, y una colección de botellas de gaseosa de distintas épocas. Trajes maragatos de boda y un dormitorio art noveau ponen el contrapunto a esta máquina del tiempo que abre de martes a domingo de doce de la mañana a dos de la tarde y desde las seis a las nueve de la noche. Estará abierta hasta hasta el próximo 26 de septiembre.

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