La poca leche

El Apocalipsis está servido, dice el fatalista que acude siempre a ese libro evangélico cuando cree que las cosas se ponen tremendas. Tengo a uno de estos iluminados viviendo demasiado cerca y temo cruzarme con él en la calle porque siempre me asalta, se me pone profeta y me vaticina las próximas calamidades con pelos y señales... es de agradecer, sin embargo, que lo haga sin esparabanes y en voz baja, como haciéndote un favor confidencial, ¡y sólo a tí, porque te tengo en gran estima!... ¡abre los ojos, incrédulo!, ahí están los signos de los Tiempos Últimos, me dijo hace unos días: inundaciones por doquier y elementos desatados, Australia anegada, nevadas insólitas en medio mundo, Argentina asfixiada, guerras viejas, guerras en ciernes, Brasil enlodada, la corrupción carcomiendo, la pobreza gangrenando, las dioxinas de granja matando y el vicio campando sin respeto entre asesinatos, abusos y violaciones... el maligno dicta el orden del día... de noche, custodia nuestros sueños... la bondad huyó a las montañas... créelo, insistió, son las señas que preceden al gobierno universal de los tres elementos del Mal descritos en el Apocalipsis: La Bestia, la Puta y el Falso Profeta... la bestia es poder o dinero, la puta es el vicio y el falso profeta es la tele... ahí están... todos les siguen y aclaman. Pues ya que los tenía ahí, me dije mira tú qué buen título para una novela o un culebrón de la tele, La bestia, la grandísima puta y el falso televisor, qué gran triángulo argumental... y lo apocalíptico, al fondo... ¿quién da más?

Tú, ríete, me dijo el agorero, pero ya han comparecido Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y harán su trabajo.

Uy, así se titulaba una película de mi infancia y tenía su chiste: se levanta el telón y aparecen cuatro niños chinos con un solo biberón, ¿cómo se titula la pelí?... ¿?... ¡Los cuatro chinetes de la poca leche!... ¡¿?!... que sí, hombre, «del Apocaleche»... ¿lo coges?...

Tú sigue riendo, me dijo, pero ya viste a los cuatro jefes chinos que llegaron al Apocalipsis financiero español y aquí nos dijeron que era para firmar grandes negocios. Ya. Pero el 97% era para Repsol y sólo un 3% en propinillas de taller, o sea, los chinetes de la Poca Leche... ¿lo coges?... ¿ves la señal?...