Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Saber que aún queda en este mundo un país que podría llamase Arcadia, consoló mucho al padre de Sócrates que anda renco de ánimos (le faltan tres para los cien, pero nos enterrará). Sí que parece una Arcadia y parece feliz. Es tierra de bosque a manta, población apañada, naturaleza intacta, vega cultivada, majadas, ríos rugientes, montañas colosales... Al verla en un documental, el abuelo clavó allí la atención y, al instante, se le fue cayendo el mentón y ya no se le quitó la cara de pazguato hasta que acabó la maravilla. Hizo un largo silencio; después, murmuró entre dientes coño,coño,coño , nada más, ni comentario; y a cada rato repetía coño,coño,coño ... no es de hablar grosero el padre de Sócrates, pero esta exclamación la reserva sólo para casos ciertamente asombrosos; y lo que había visto la exigía.

Decía el documental que en ese país no se busca tanto el producto interior bruto, como la felicidad interior bruta. Lo establece así su constitución. Y sus cuatro pilares son: crecimiento económico sostenible e igualitario... preservación y promoción de los valores culturales... conservación del medio natural ...y establecimiento de un buen gobierno .

No puede ser verdad. No existen lugares así. ¿Y éste?... Es como León, Asturias y Galicia juntas. Lo puebla sólo un millón y pico de gente. Todo el sitio es monte y peña brava con algún sietemil. El mar les queda muy lejos. Es paraíso natural todo él y saben construir monasterios de mucha coquetería en el farallón vertical de una peña. Su agricultura hace del valle jardín. El budismo impregna la vida cotidiana (y el chile, sus comidas). Se invierte más en educación y sanidad que en industria. Es un país afable, resignado a su destino y rezador. Su arroz es rojo. Está prohibido fumar; y el vender o tener tabaco se paga con cárcel. Su arquitectura tradicional es fascinante. Sus puentes colgantes meten el vacío en la barriga. Y a los turistas no les dejan estar más de siete días allí, hale, a cascársela a Nepal, el país vecino, porque esto es Bután, la excepción virgen, Himalaya brutal, tradiciones seculares, allí donde la riqueza nacional sólo se logra si antes la gente es feliz, dicen. El abuelo Sócrates no se lo cree del todo y quiere saber más... Bután... Bután...

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