Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Asombroso Nadal y sensato Guardiola: si el cuerpo os pide calma e incluso parar, pues paráis... y Sanseacabó se hará domingo.

A Nadal se le nota últimamente algo justo de ánimos y, a veces, de fuerzas. Se siente agobiado por el calendario de competición con su rutina semanal demoledora y presionado por tener que mantenerse por pelotas y a raquetazos en el top del ranking (vaya, me dicen que top del ranking es rendirse al inglés y que lo diga en lleounés como patriota: ¿será en lo cimeru del escaleru? ).

Con Guardiola alucino. Es ya el mejor entrenador del mundo. Le ganó al mismísimo Ferguson la primera oposición hace dos años y, el domingo, la plaza en propiedad. El Barsa le ofrece el oro y dos moros, pero sólo firma un año más. Parece como aburrido de ganarlo todo, reprime euforias, nunca gallea. Es más serio que un fabricante catalán de hilaturas. Está seguro de lo que hace, persuade y contagia. La espina dorsal de su equipo la trazó con chavales que durmieron mucho tiempo juntos en el internado de la Masía; ahí está su picardía colegiada y colega: se conjuran, se saben, se llevan bien y no van de estrellitas. Ni él. Del fútbol le gusta la pasión, la novedad de hacer mejor y distintas las cosas, no el fulgor ni la talegada que se arrime.

Lo dice también Nadal: tanta rutina triunfadora y tanta exigencia te hacen perder la pasión. Malo.

Si los dos son los mejores es porque les pirra lo que hacen. Su modestia es su grandeza. Respetan al contrario y dejan las mouriñadas para los mouriños.

Ganan porque disfrutan el jugar superándose, pero los dos parecen advertir que si les hacen funcionarios del triunfo, Sansejodió caerá siempre en lunes.

Demuestran que la vida es otra cosa. Ha de latir alguna pasión, emocionarse es obligatorio. Si no...

Pues si os apetece o lo necesitáis, parad, cambiad el ritmo industrial que os impone el negocio deportivo que os sopla en la nuca y os recalienta los bujes, porque, a veces, la soledad del pedestal os pone tristeza en las cejas. A vuestros managers y forofos de grada o grito no les gusta que paréis o moderéis.

Pues parad si os lo pide el corazón. La cancha es vuestra gloria, pero fuera de ella es donde dais vuestra mejor lección.

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