Diario de León

«Los jóvenes tienen necesidad de la Iglesia»

El Papa carga contra los no creyentes «que se creen dioses» y llama a los fieles a «no avergonzarse» de su fe, en su primera intervención multitudinaria en Cibeles

Miles de personas han salido a las calles en los recorridos que realizó Benedicto XVI por la ciudad de Madrid en el ‘papamóvil’.

Miles de personas han salido a las calles en los recorridos que realizó Benedicto XVI por la ciudad de Madrid en el ‘papamóvil’.

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j. m. de velasco | madrid
León

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Benedicto XVI, que no dejó de sonreír en su primer día de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), proclamó en la tarde de ayer a Madrid como capital de los jóvenes del mundo, y afirmó visiblemente emocionado que la Iglesia necesita a los jóvenes y que los jóvenes tienen necesidad de ella.

Antes de la bienvenida en la plaza de Cibeles, el papa, acompañado del cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, se dio un baño de multitudes en su recorrido en el «papamovil» desde la Nunciatura hasta la Puerta de Alcalá, en la que el alcalde José María Ruíz-Gallardón le entregó las llaves de oro de la ciudad. Durante la aproximadamente media hora que duró el recorrido por las calles madrileñas, el papa supo conectar con centenares de familias y decenas de miles de jóvenes que le aplaudieron y le jalearon constantemente.

En la céntrica plaza de Cibeles, rodeado de banderas de países de los cinco continentes que portaban los peregrinos y durante la celebración de la liturgia de la palabra, Benedicto XVI hizo votos para que el mensaje de esperanza de Cristo «resuene» por todos los rincones de Madrid «y tenga eco también en el corazón de los que no creen o se han alejado de la Iglesia». Se pronunció con firmeza en la defensa de la vida y arremetió contra «los que se creen dioses y deciden sobre quien es digno de vivir o puede ser sacrificado». «Hay muchos —agregó— que creyéndose dioses piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto, decidir quien es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias».

Durante su segundo acto en Madrid, dónde llegó esta mañana para participar en esta JMJ, Benedicto XVI saludó en francés, inglés, italiano, alemán, portugués y polaco y exortó a los jóvenes a buscar la Verdad, «que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venido entre los hombres». A su llegada al medio día de ayer al aeropuerto de Madrid- Barajas en el que fue recibido por los reyes, el presidente del Gobierno y otras autoridades civiles y religiosas, el papa coincidió con el rey en expresar su preocupación por el desempleo juvenil y en la necesidad de apoyar a los jóvenes para que puedan cumplir sus sueños y profundicen en los valores éticos y de su fe.

En el que fue su primer discurso oficial para esta visita, el pontífice animó a los españoles a vencer los actuales «motivos de preocupación» a través de sus hondas raíces cristianas, en un clima de respetuosa convivencia con otras «legítimas opciones». «Con todas las fuerzas de mi corazón», añadió el papa dirigiéndose a los jóvenes, deseo que «nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor».

Lamentó también las «tensiones y choques abiertos» en muchos lugares del mundo, donde la Justicia y el valor de la persona humana se «doblegan fácilmente» a intereses egoístas, materiales e ideológicos y no se respeta como es debido el medio ambiente y la naturaleza y, en este contexto, pidió ayuda para que los jóvenes permanezcan firmes en la fe cristiana.

El rey Juan Carlos, quien intervino en primer lugar para agradecer la tercera visita de Benedicto XVI a España en estos seis años de su pontificado, expresó la necesidad de acabar con el «intolerable» desempleo juvenil y urgió a facilitar a los jóvenes todos los medios disponibles para que logren abrirse camino en unos tiempos que no son fáciles.

El monarca subrayó también que para entender la «personalidad histórica de España» resulta «clave» la aportación artística, cultural y religiosa del cristianismo.

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