Diario de León

CORNADA DE LOBO

Una historia más

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Una madre y su hijo de veinte años alquilan un piso en un barrio de Standford donde nadie les conoce; un lugar de húmedas paredes , dirían los de Lone Star . Su vida es discreta, desconocida, y no hay más relación con los vecinos que la obligada cortesía de escalera. Nadie más vive con ellos y su can. Parecen buena gente o gente normal, pero no tienen cara de ser bien tratados por la suerte.

Él quizá trabaja en algo... o alguna vez. Su madre sale todos los días y pasa la mañana fuera, últimamente las tardes también (mendigando). Hace más de un año que no pagan el alquiler y el casero se cansa de apremiarles.

Días atrás salió en la prensa la horrible noticia: los vecinos comprueban que día a día va creciendo el mal olor (y las moscas) a la altura del piso de este drama, creen que se les ha muerto el perro, pero crece la peste, avisan a la policía, entran los bomberos y encuentran a una mujer muerta en la cama en avanzado estado de descomposición, detienen al hijo, la poli y el juez le interrogan... su madre lleva muerta dos meses, falleció por alguna razón y el hijo no quiso notificarlo ni enterrarla para poder cobrar una ayuda social de seiscientos euros... él no encuentra trabajo ni sabría salir del pozo.

La historia que contara el joven debió ser tan veraz y terrible, que el juez no dudó en ponerle en libertad sin fianza, a falta de fijar su responsabilidad por haber dejado a su madre en condiciones de atentado a la salud pública.

Podría parecer una siniestra historia de Dickens en un suburbio londinense, literatura trágica al canto, si no fuera porque mentí al principio y esto ocurrió hace una semana en la localidad valenciana de Aldaya... lo mismo que pudo ocurrir en Astorga en El Crucero.

Pero, qué curioso, sólo dos días después, la prensa inglesa, ahora sí, daba cuenta de un suceso idéntico: una actriz de reparto de la televisión británica había ocultado la muerte de su madre de 95 años durante unos cinco meses para poder seguir cobrando su pensión, ¡ciento cincuenta euros!...

Escribiendo tragedias negras, la Crisis (pon mayúscula o se rebota) es mucha mejor pluma que Dickens, pero nunca se editarán ni las sabremos. Para qué. Mejor seguir en el rosa, ¿no, Maripi?...

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