Diario de León

Diario de una aventura

Vea lo que vea, sea lo que sea

El ‘monstruo’ está dando sus primeras señales: hemos estado persiguiendo una tormenta y fuimos testigos de la formación de uno de estos fenómenos.

Calleja muestra el daño causado por un tornado.

Calleja muestra el daño causado por un tornado.

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León

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Cuando el tornado venga directamente hacia nosotros, puedo reaccionar mal y quizá pueda hacer alguna maniobra que no debería hacer. Y eso no puede pasar, aquí no caben errores, ni distracciones, ni hablar a la cámara, ni nada. Hay que estar a lo que hay que estar en todo momento. El desafío exige la máxima concentración por parte de todo el equipo.

Se van confirmando predicciones: las condiciones perfectas para la formación de tornados se darán en el transcurso de los próximos días. Confirmado también que va a haber mucha intensidad en cuanto a número y fuerza de los tornados.

Llevamos ya recorridos más de 5.000 kilómetros por las carreteras de diversos estados de Estados Unidos y lo que nos queda, porque seguramente lleguemos hasta la frontera con Canadá persiguiendo las tormentas. Hemos cruzado el Callejón de los Tornados de abajo a arriba, hasta llegar donde estamos ahora, en Nebraska. Aquí se va a producir lo que llaman la explosión de las dos masas de aire.

El monstruo está ya dando sus primeras señales: hemos estado persiguiendo una tormenta y fuimos testigos de la formación de una de estos bestiales fenómenos de la naturaleza. Llegamos a aproximarnos a unos doscientos o trescientos metros de ella y vimos cómo en sólo unos segundos la masa cálida ascendente de rotación del suelo ascendía de forma brutal, e intentaba bajar el cono del cielo (de haberlo conseguido, se habría formado el tornado) pero al final no consiguió unirse. A pesar de que no hubo ni opción de meternos en él, ser testigos de esto os aseguro que fue algo extraordinario.

Estuvimos todo el día persiguiendo tormentas conmigo al volante del TIV, el vehículo que nos garantiza la máxima seguridad en esta aventura. Probando los mecanismos de anclaje y entrenando la técnica para que podamos soportar el tornado cuando nos pase por encima. La verdad que esto es algo excepcional: es la primera vez que Sean deja los mandos del TIV a alguien, lo que podría ser un halago, pero en realidad es una responsabilidad realmente enorme para mí y para mi equipo.

Antes era el padre de Sean el que grababa mientras Sean manejaba el TIV. Ahora su padre no puede y es él mismo el que por primera vez grabará desde la torreta, junto a Emilio Valdés. Para Sean es una gran oportunidad de ganar minutos para su película Imax , y para mí es algo realmente extraordinario conducir el único vehículo del mundo que puede soportar el impacto de un tornado.

Pero al mismo tiempo es algo tremendamente serio, no puedo cometer un solo fallo: tengo que poner el coche en proa, fijarme en sus instrucciones y hacer exactamente lo que me dice. De hecho me ha pedido que no hable a la cámara cuando estemos a punto de entrar, no puedo cometer una sola distracción porque tengo que estar atento sólo a sus instrucciones: «a la izquierda, derecha, baja los hidráulicos, coloca el coche así...», etcétera. Ni hablar, ni nada, sólo escuchar con mucha atención. Un error que cometa y puede ser terrible.

Sabe que al llevar los mandos me puedo asustar al ver el tornado venir de frente, y hacer una maniobra que no debo... me insiste en que debo estar muy tranquilo y hacer caso sólo de lo que me dice, «vea lo que vea, y pase lo que pase». En fin, que allá vamos, amigos. Quedamos a la espera de la explosión y nosotros ¡directos al corazón del monstruo!

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