Diario de León

Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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En el PSOE, cuyo departamento de marketing sólo está por debajo de El Corte Inglés, no venden una escoba. Después del batacazo de las elecciones gallegas y vascas, con las catalanas encima, los creativos de la madrileña calle Ferraz se esfuerzan en encontrar un eslogan que atraiga de nuevo a los alicaídos votantes de otros tiempos. Un problema, porque tienen que hacer tabla rasa de todo lo anterior y Zapatero en paro no les vale ni como hombre anuncio. Lo que va de ayer a hoy.

El paisano expresidente fue un producto de marketing, como el ceregumil, los crecepelos y los afrodisíacos —tres y sin pastilla, usted ya me entiende— que luego dio un gatillazo bestial para el país y para el partido. A fin de enderezar la cuestión que les aflige unos socialistas apuestan por cambiar de cara en el cartel o partírsela directamente a Rubalcaba mientras que éste último se aferra a lo que tiene más a mano para ver si tira hacia arriba. Los primeros tienen demasiada imaginación haciéndose pajas mentales, con perdón, y el segundo me recuerda a un amigo de setenta y tantos al que en una parada militar de las de antaño su señora quedó prendada de un semental que cada poco cambiaba de yegua. «Aprende, Pepe», le masculló. «No te jode, si me cambiaran a mi de jaca», respondió el otro. Bueno, pues donde dice mi amigo ponga Rubalcaba, es un decir, y a la cabrita de la otra llámela Chacón. Ni de coña.

El problema del PSOE, que como todos los partidos es una agencia de colocación, reside en que no le quedan pastos nacionales, autonómicos ni municipales en los que hacer parada, porque se los ha segado todos el PP. Mientras tanto tiene doscientos mil militantes o más en paro intentando tomar la calle del brazo de sindicalistas, pero en las aceras no brota nada verde en forma de sueldos o chollos. En la cola del Inem se comenta que es patético.

El pueblo a veces es muy borrico y vota siempre lo mismo con las orejeras puestas, si bien después de Zapatero ha adquirido memoria histórica y resabios como las mulas del ejército. De ahí las coces electorales en Galicia y Euskadi. En cuanto a las catalanas espera la Chacón que le den otra donde más le duele a Rubalcaba. Que no se fie mucho, mi sargento, porque igual a ella le dan otra en un sitio que rima con moño bastante más abajo.

Se asiste a la debacle de un partido político catapultado en los ochenta por Felipe González con dos pastiches, a saber «por el cambio» y «cien años de honradez», a los que Carrillo, muerto Franco, añadió rápidamente «...y cuarenta de vacaciones». Hoy los del comunista asturiano son antisistema y aquellos que le comieron la merienda en la transición van camino de lo mismo. Oiga, ya pasó igual con los partidos socialistas de Grecia e Italia, saturados de vividores demagogos a cuenta del presupuesto nacional.

El PSOE para sobrevivir sólo tiene dos opciones: hacer una poda a fondo de cargos sobrantes y no cobrantes o afrontar una larga travesía del desierto que le puede conducir a la nada, espejismos aparte. Lo primero parece altamente improbable, visto como brillan las navajas en la oscuridad por las pocas nóminas que pueden apañarse en ayuntamientos y autonomías. Fíjese, si no, en el caso de León y tome nota. Otro amigo mío, veterinario y ya jubilado de la Diputación, cuyo nombre no viene al caso, militante durante treinta años, al ir a pagar la cuota en la sede del partido dos mozas también treintañeras se la cobraron encogiéndose de hombros. «¿Y éste quién será?», dijo una. «Yo que sé, a lo mejor un histórico».

España está llena, por desgracia, de socialistas históricos a los que barrió la escoba de Zapatero. Acuérdese de Bono o Solana, por citar sólo a dos aunque los Solana son ciento y la madre cuando se juntan a comer. Las cunetas de León también están llenas de cadáveres políticos. No los voy a citar yo para que encima se me cabreen, porque siguen votando a piñón fijo y con orejeras.

La receta para regenerar un PSOE degenerado en Bibianas, Calderas y Pajines la ha dado esta semana el expresidente de la comunidad de Madrid Joaquín Leguina. Es lo mismo que dice el hijo del ugetista Nicolás Redondo, que se llama igual. «Aquí lo que hay que hacer», sugieren ambos, «es poner al frente del partido a alguien que haya cotizado antes a la Seguridad Social» o sea trabajado, más claro agua. Rubalcaba no vale. Los que ahora quieren cotizar, en León por ejemplo, han sido colocados a dedo en la Ciuden de Ponferrada. Así cualquiera.

En fin, si yo tuviera una escoba.

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