Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Tras los cristales de un restaurante en la terraza de un lujoso edificio llueve y llueve... Machado no está allí para escribirlo, pero juro que fuera llueve y llueve (lo llaman «la que está cayendo»), mientras dentro el aire es tropical, la elegancia es minimalismo, la iluminación es tenue, el camarero es educadamente servil y el desayuno que se ha montado en la mesa para sólo dos personas consta de veintiocho piezas con sus aperos y viandas... parecía como si Camacho se hubiera casado allí mismo la víspera dejando un rastro de su boda cervantina.

Antes de atacar aquel complejo desayuno dispuesto sobre el mantel con mucha geometría y teatro, el nene sacó su teléfono de ultimísima generación y fotografió varias veces el alarde de aquel opíparo breakfast (habrás de llamarlo así, ignorante, entérate). Esa foto es para que conste, claro... mira qué homenaje me pego, zumitos de yoyoba agria, riñones de faisán tuerto, agua de glaciar noruego... y ahora cogerá la foto y la colgará de una red social muy en boga donde la gente mete imágenes de toda índole: instantáneas de los días y afanes, fotos al salto, emociones, estampas personales, viajes, comidas, chorradas, paisajitos... y al lado, un breve comentario.

Total, que el nene quiere que se enteren sus amigos, sus enemigos y todo el sursum corda del espacio digital que se apretuja ahí como en un fiestorro del Madrid Arena ... y sobre todo, los de un blog que se llama Los niños ricos de Instagram tienen más dinero que tú que cuenta lo que cuelgan los hijos de papá en su acotado hashtag rich kids of instagram ostentando ahí sus lujos, caprichos, regalos, compras, coches, facturas millonarias, casas esdrújulas...

En una foto aparece un mocoso dudando ante un cerro de lujosos zapatos porque no sabe si ponerse unos balenciaga o unos louboutin ... el nene tiene angustia vital en su aburrida opulencia y pide consejo a colegas de la red.

Esos hijos de papá están llamados un día a sucederles y heredarles el negocio o la vara, dirigirán empresas, pillarán cargos, nos gobernarán... y como se educaron en la Escuela de la Ostentación, su lema vital y electoral seguirá siendo «yo la tengo más larga»... o sea, como pidiendo a gritos un capador.

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