Diario de León

Gente de aquí | María García Becares describe la tensión que se vive en el norte de África

«Es dramático, pero van a caer como moscas»

La cooperante leonesa repatriada desde el Sáhara denuncia que el abandono de los campos de refugiados es el mejor caldo de cultivo para Al Qaeda .

La cooperante María García Becares, ya en León, fue evacuada de Argelia el martes.

La cooperante María García Becares, ya en León, fue evacuada de Argelia el martes.

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M. romero | león
León

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El Frente Polisario decidió su evacuación en cuestión de horas. No hubo información ni advertencias. La amenaza terrorista sobre los cooperantes internacionales en el norte de África es suficientemente clara desde que han estallado las acciones de guerra en Malí. Y por su seguridad, las autoridades saharauis organizaron en el más absoluto hermetismo un plan de salida para una veintena de voluntarios, de los que diez son españoles. Una de ellos es María García Becares, la única leonesa involucrada en esta evacuación preventiva desarrollada el pasado martes entre la confusión y el miedo. «Un día antes nos dicen que no pasa nada y al día siguiente nos sacan de allí sin más», narra durante una larga entrevista en la que también relata el ambiente tan enrarecido que envuelve los hasta ahora serenos campos de refugiados saharauis: «Han sido abandonados como perros; les han dejado tirados y eso, después de 38 años, es un buen caldo de cultivo para Al Qaeda», asevera.

De partida, su estancia en el campo de Smara se asemeja más a las estrategias tácticas militares que a las de una cooperante que da clases de inglés y español a profesores y jóvenes, como era su caso. «En los traslados al colegio siempre ibas con los ojos bien abiertos y nunca podías hacer la misma rutina: cada día cambiaba de ruta, me metía por calles estrechas y alejadas de las principales, cambiaba los horarios, iba vestida con melhfa (vestido de las mujeres saharauis), gafas de sol, guantes para esconder la piel clara y siempre acompañada de un niño».

Pero no percibió el riesgo real que corre la población occidental hasta que la pasada semana se produjo la tragedia en la planta de gas en In Amenas, cerca de la frontera argelina con Libia. «Nos enteramos por las familias dos días después, allí nadie nos dijo nada. Y cuando lo supimos sólo nos contaban que los malos estaban muertos, pero jamás que hubiera rehenes fallecidos».

Tuvo una hora para hacer la maleta desde que fue informada por el Polisario de su evacuación. Partieron con ella los otros nueve voluntarios del programa Profesores en el Sáhara, tres más de Cruz Roja Española, una de Cruz Roja Internacional (USA), una joven de Valladolid becada por la Universidad de León para hacer un estudio sobre nutrición, un voluntario de la Escuela de Cine, dos jóvenes de Cruz Roja Italia y dos alemanas de una pequeña organización. Son los cooperantes que el Frente Polisario ha considerado prescindibles. «La situación ahora va a ser más dramática todavía; van a caer como moscas», comenta en un tono apesadrumbrado, puesto que —sostiene— la ayuda humanitaria dejará de llegar si no hay cooperantes y, en consecuencia, los sanitarios no podrán contar con medicamentos básicos y la comida no llegará a las familias más pobres. «Si la guerra dura ocho meses, ¿qué va a pasar con ellos en este tiempo si siguen solos y abandonados?», se pregunta.

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