¿Son señales?

Tiene el sombrajo en España mucha parábola porque viene a representar aquello que se monta urgida y toscamente con cuatro palos petados en la tierra y un liviano techado de escobas, cañizo o ramaje para dar sombra a quien se ponga debajo a echar «las diez» o a vigilar la viña.

Tan inconsistente y efímera puede ser esta construcción, que un ventarrón repentino o un nevadón de arrobas puede acabar con el estaribel en el suelo y por eso decimos ante cualquier contrariedad o decepción «se me cayeron los palos del sombrajo», como quien dice «se me cayó el alma a los pies» o, en román paladino, «se me cayeron los cojones al surco».

Mañana tendrían que inaugurar en la plaza madrileña de toros de Las Ventas su cubrición (preñadita quedará) con una estructura de cúpula que convertiría ese capricho arquitectónico neomorisco en perfecta bombonera, como aquí, ya ves, pero vino el lunes un viento aciago y, como aquello era carísimo sombrajo chapucero, se vino todo abajo como un chamizo y se desinfló su burbuja blanca. ¿Es un símbolo, una señal, una advertencia?... Hace un año, el encallamiento de un crucero en las cosas italianas representó el naufragio económico y moral de aquel país. Hace unos días, en Castellón, también el viento abatió otra de las moles escultóricas de ese hortera infinito y sinvergüenza plástico que allí le menea la fama a su mentor y pagador, Carlos Fabra Corrumpendam, el escultor Ripollés digo, vaya pájaro... y qué símbolo es ese tipo de la España manirrota y corrupta que necesitó meter escultorones hasta en autopistas para inflar presupuestos o que nos metió bronces por el culo de cada plaza en concepto de «mobiliario urbano».

Las noticias de ayer daban cuenta a su vez del lamentable proceso de degradación que está sufriendo en Valencia su modernísimo Palau de les Arts, otra megalomanía lírica y ruinosa del faraonismo ché al que se apuntó el divino Calatrava para que ahora nidiós pueda mantener la gala. ¿Y con qué cara les digo esto a los valencianos, cuando aquí se tiene hecha una mierda la fachada de un Auditorio ostentoso o los pensiles babilónicos de Feve?...

Estas cosas tienen mucho de señal.