Diario de León
Publicado por
Pedro TRAPIELLO
León

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Tiene apenas nueve años la nenita. A su edad, su mamá jugaba a ser mayor con el tocador de la Srta. Pepis, aquella experta maqueadora que se asoció con la señorita Barbie para fundar la verdadera Escuela de Mujercitas que ahormó a dos generaciones seguidas de nuestras jóvenes paisanas (escuela concertada, naturalmente).

Hoy, su nenita ya no ha de jugar como ella a ser mayor. Lo es. Y sin ninguna duda. Mamá lo confirma vistiéndola así y complementándola de aquella forma. Le encanta la tarea porque le echa mucho teatro y escaparate al revestimiento. Después, mamá engorda (así está ella) cada vez que se cruza con amigas en la calle y le cuelgan de la oreja un «ay, hija, pero qué monísima llevas a la cría, mírala, parece de pasarela, ¡si es que está para comérsela!» (y lo mismo si es un crío la víctima y me lo han vestido como un paisano rechulo y payaso con corbatilla: «ay, qué cosa más simpática, pero qué rico es él, ¡si parece una personina!»).

Malo.

Dice Sócrates que cosas así son las que dinamitan la inocencia de los guajes.

Lo peor es que a los críos les chifla y les peta la locura maternal de hacerles parecer mayores (ser mayor es lo único con lo que sueña un niño... y mientras llega, sólo envidiará ser niño rico).

Y en esto, aparece sobre la pasarela de los Oscar una guajina negrita que conocimos adorable y natural en la película que la llevó allí, inocencia salvaje en sus ojos y en sus trapos, pelos de escarola, libre en su aire, niña total.

Pero era muy otra en esa alfombra roja, parecía una minuciosa maqueta de actriz adulta emperifollada, peripuesta y barroquísima en brillos. Era una perfecta adulta con nueve años, se llama Quvenzhané Wallis, la más joven candidata a mejor actriz en la historia de estos premios... y encantandísima en su papel, radiante, redicha, repipi y dicharachera, rebozadita ella en glamour hasta empalagar... qué cambiazo, qué chasco... su inocencia y coraje infantil eran sólo ficción, mentira... la auténtica niña estaba allí, o sea, toda una mujercita completa saltándose las vísperas... ¿y cómo saldrá de ésta... como Shirley Temple de embajadora en la ONU o como otro juguete roto más?...

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