Gente de aquí | Ascensión en polainas
Un tamboritero de altura
El maragato David Andrés subió con su chifla y su tamborín a tocar en la cima del Teleno, a 2.188 metros, una costumbre que repetirá cada año.
«Tengo subir al Teleno/ aunque me muera de frío/ por ver si puedo traer/ una serrana conmigo». Así comienza una guapa tonada recogida por Miguel Manzano en los años ochenta en el pueblo maragato de Filiel, y eso es precisamente lo que se ha planteado el músico astorgano David Andrés como curioso reto anual. Ataviado con la indumentaria propia de la comarca, y con la chifla y el tamborín a cuestas, ascendió el pasado domingo los 2.188 metros del mítico Teleno, monte sagrado, morada del dios de la guerra para los antiguos astures, y eje visual, sentimental y meteorológico, hoy, para los vecinos de media provincia.
Pero en su cumbre no halló David Andrés ninguna serrana de ojos azules y cabellos rubios —como prosigue la canción—, aunque tampoco era ese su objetivo, sino llevar la música maragata al más alto techo de la Somoza y de los Montes de León. Y en ese inmenso anfiteatro natural desde el que se avizora Maragatos, Bierzo, Valduerna, Valdería, Páramo, Riberas... y la línea de montañas omañesas y cantábricas, interpretó, entre otras canciones, el tema Los pastores en el monte , compuesto por Maximiliano Arce, de Rabanal del Camino, maestro de tamboriteros y memoria viva y enérgica del folclore leonés.
Además no es ésta la primera interpretación ‘de altura’ de Andrés, profesor que fue en la capital de chifla y tamborín —el dúo de instrumentos leoneses por excelencia—, pues el año pasado acompañó durante un tramo a Ángel Rufino, El Mariquelo , otro virtuoso de estos instrumentos —aunque allí se les llame gaita charra y tamboril —, en su clásica ascensión a la torre de la catedral nueva de Salamanca. Una costumbre que el leonés ha querido trasladar a su tierra con esta espectacular acción. Y así cada año podrá lanzar al viento aquel verso de Arce que dice:
«Desde el alto del Teleno/ se divisa todo el llano,/ esas casas tan bonitas/ que hicieran los maragatos».