Diario de León

Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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Es fama que cuando los soldados de Napoleón iban a conquistar Europa llevaban todos en la mochila el bastón de mariscal. Pero eso es una mariconada, con permiso de los progres, porque nuestros chavales sólo llevan para lo mismo media docena de libros... y el pasaporte. Cuando les dan el título de la universidad desfilan también todos por ahí fuera como un solo hombre sin pararse en fronteras ni aduanas, si acaso orientándose por la cuenta corriente. Tenemos, según Zapatero, la juventud mejor formada de la historia en lo que por una vez y sin que sirva de precedente coincido con él, ya era hora. Y emigran a la conquista de Europa, o lo que se tercie, como los Tercios de Flandes. Seguramente son los modernos capitanes del duque de Alba.

Según un reciente barómetro del CIS el treinta por ciento de los españolitos universitarios está ya dispuesto a emigrar, y los demás se lo piensan, cosas de la crisis. Para compensar, otro elevado porcentaje de jóvenes que se habían emancipado, no necesariamente en la ULE, ha vuelto a casa porque fuera hace frío y no hay comidas como las de mamá, si bien no sean generacionalmente los únicos: multitud de ancianos son rescatados a diario de las residencias de la tercera edad para que los hijos y nietos en paro puedan aprovechar la pensión, eso es lo que han salido ganando y explica que quieran seguir votando a Zapatero.

Cuando me encuestaron los del CIS preguntándome sobre las salidas profesionales de la carrera tal o cual yo invariablemente contesté para todas que «la de Hendaya». Da igual que seas filósofo o ingeniero porque los tablones de anuncios de las facultades están empapelados por fraulein Merkel ofreciendo trabajo en su país, lo que ha disparado las matriculaciones de alemán en todas las academías, pregunte usted. El problema es que aquí faltan profesores nativos y los pocos que vienen es para aprender el castellano, idioma alicaído pero universal donde los haya y no como el dialectucho gasconés de Artur Mas. Y es lo que dicen ellos: «Vas a Nueva York con el alemán o el catalán por delante y no te jalas una rosca mientras que, en cambio, chapurreando el espanghish aquello es la Torre de Babel».

La emigración de los chicos universitarios preocupa en todas las familias menos en la de la ministra de Trabajo, doña Fátima Báñez, según la cual marchar a los países de la UE es como estar en casa, Europa somos todos y patatín y patatán. Coño, Mariano, haz tú otra crisis, sólo de gobierno, y factúrala para dónde quieras a ver si les va abriendo camino a los chavales. Con un poco se suerte se pierde más de lo que está y no vuelve, así que eso es lo que saldría ganando el país de aquí.

En los periódicos y televisiones locales empiezan espacios del estilo de «Cazurros por el mundo» en los que salen leoneses que se lo pasan pipa desde China hasta Canadá o más lejos aún. Cave usted un poco y los encontrará en las antípodas de Nueva Zelanda y Australia, donde un amigo mío encontró en un bar el cartel que nos identifica a todos entre insulsos platos del día en inglés: «También hay tapas». El paisano era de Destriana, el pueblo donde por menos de nada arden Troya y todos los montes. A piñón fijo el entrevistador hace tres preguntas. Primera, «¿Por qué se marchó?». «Coño, porque no tenía curro como Alfredo Landa en Vente a Alemania, Pepe ». Segunda, «¿Piensa usted volver?». Respuesta, «con la que está cayendo ni de coña». Y, tercera, «¿Qué echa de menos de su pueblo?». Valiente chorradina porque siempre contestan lo mismo: «Cecina, chorizo y los de La Bañeza, que somos muy nuestros, alubias pintas. Los directores de medios de comunicación deberían dar orden de ampliar el cuestionario o, en su defecto, mandar a los redactores sin billete de vuelta a la Patagonia, aunque a lo mejor se lo ganan dado que allí no pueden estar más congelados los sueldos que aquí. Enviado especial a lo que salta, que vayan aprendiendo el oficio.

Estos son mayormente los asuntos que traen en vilo al paisanaje tras la brutal emigración de los años sesenta cuando comarcas enteras se doctoraron en francés y alemán, ya fuera en la Renaut o ya en la Volkswagen. Decía don Pío Baroja que la extrema derecha se quita leyendo y la extrema izquierda viajando. Podría ser verdad, porque servidor nunca se ha movido y así le va.

Apúnteme donde quiera.

Si siquiera llegué a tiempo a la División Azul.

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