Gente de aquí | Un genio y sus vinos
Brindis por Antonio Guerra
La cooperativa de Cacabelos recupera su memoria, lanza la gama de vinos de calidad ‘Armas de Guerra’ y planea convertirse en comercial de bebidas .
Pablo Franco Sarria, director técnico, y Mario Rico Raposo, director comercial de la Cooperativa Vinos del Bierzo.
Visionario y adelantado a su tiempo. Un industrial farmacéutico de Cacabelos es, probablemente, el empresario más audaz que jamás naciera en esta tierra. No fue en el siglo pasado, sino en el anterior. Antonio Guerra, cuya esfinge honra y adorna la plaza Mayor de la villa del Cúa, fue capaz de entender el potencial del viñedo berciano mucho antes de que se inventaran las denominaciones de origen, las bodegas de diseño arquitectónico, el turismo enológico y la poética de las contraetiquetas. Cuando en 1870 fundó su empresa y lanzó el primer vino Guerra —construyó una bodegade 5.000 metros cuadrados y la dotó de tecnología de vanguardia— probablemente no podía imaginar que 143 años después las etiquetas amarillas que entonces perfiló seguirían estando en en los lineales de los supermercados y el vino que lleva por nombre su apellido en las mesas de cientos de miles de hogares españoles y de otros muchos países. Además de vinos elaboró brandys, ginebras, anises, aguardientes, vermouths y... Cola York. El litigio judicial con la multinacional, que ganó en muchos aspectos y sólo perdió por el formato de una botella como aquella de la bebida que trajo de Nueva York y que fascinó a su nieta, es uno de los capítulos más apasionantes de su vida, ya escrita por el lejano primo Raúl Guerra Garrido.
Fue además un genio del márketing y de la comunicación a través de la radio y las marcas de sus bebidas compitieron en espacio en la Puerta del Sol con Cinzano o González Byass. Su legado —etiquetas, documentos sonoros para publicidad, fotografías...— es impresionante y es lo que ahora inspira a la dirección de la catedral de las bodegas.
Armas de Guerra —los útiles que se manejan en la viña—, presentada ayer en Cacabelos y León, es una gama de vinos —blanco bivarietal, godello, rosado, tinto joven, roble y crianza— que honran su memoria y a una cooperativa que aspira a ser comercial de bebidas. Como la que él creó.