UN MES DE ARTE
Cosinas de la primavera
La Asociación Monte Urba de La Bañeza celebra la tradicional Ronda a los Mayos para mantener viva una tradición que homenajea oficios y personas
Monte Urba y Bañezaina recorren los siete mayos que decoran las calles de la ciudad
Son esas cosinas del mundo rural las que hacen especial a esta provincia. Los Mayos son esa expresión de arte popular que florecen con la primavera. En La Bañeza tienen solera. Y la tradición no debe perderse. Este es el empeño en el que se ha embarcado la Asociación Monte Urba que por quinto año consecutivo celebró ayer la ronda a estas esculturas que se irán con el final de mes pero que durante 30 días han homenajeado oficios que el pasado fueron el sustento de muchas casas —aún hoy lo siguen siendo en otras— y a personas y personajes.
La marcha salió puntual. A las siete y de la iglesia del Salvador. Los acordes de Bañezaina marcaron el ritmo de la ronda que fue parando hasta en siete mayos diferentes. El primero que hubo en La Bañeza fue el de la calle Armonía. De esto hace ya la frolera de veinte años y fue el germen para que otros barrios y calles se contagiaran de esta peculiar tradición.
Ayer, desde el Polvorín hata el Albergue, pasando por Las Malvinas, el Hogar del Jubilado, La Cuesta del Túnel, la veterana calle Armonía y la Asociación el Convento, los monteurbistas de todas las edades fueron leyendo las leyendas que acompañan las figuras y completándolas para hacer aún más extensivo el homenaje.
Fernando Manzano o Conrado y Charo González han vuelto a La Bañeza gracias a esta costumbre. A ellos les han dedicado dos mayos. También a los Zapateros, los Chapuzas, las viejas escuelas o la componedora de huesos. Hasta la televisiva Belén Esteban se ha convertido en figura. Y es que la tradición también tiene corazón.