Diario de León

CAMBIOS EN LA IGLESIA CATÓLICA

El Sínodo discutirá pequeñas aperturas a familias "irregulares"

El documento previo acepta a divorciados arrepentidos pero niega el matrimonio gay

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ROSSEND DOMÈNECH
León

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Los divorciados católicos vueltos a casarse podrán accceder a la eucaristía, tras seguir un recorrido de arrepentimiento, los homosexuales deben ser tratados “con sensibilidad y delicadeza tanto en la iglesia como en la sociedad” y las mujeres deben tener un mayor papel en la preparación de los jóvenes que vayan a casarse porque los curas no entienden mucho de esto.

Estas son las tres aperturas que se vislumbran para el Sínodo de obispos que tendrá lugar en Roma entre los próximos 4 al 25 de octubre, de acuerdo con el "borrador de trabajo" que este martes fue hecho público por el Vaticano. Será el momento en que se ponga en solfa cuanto los obispos discutieron el pasado año, durante un Sínodo extraordinario también dedicado a las familias, incluidas las "irregulares", pero será también la ocasión en que, dicho en lenguaje civil, vencerán las tesis del papa Francisco de ir al encuentro de las personas por "cómo son y no por cómo deberían ser" o las de los conservadores, que en estos meses se han enzarzado en una larga pugna entre la doctrina y la realidad.

El documento de base del próximo Sínodo ha sido confeccionado con cuanto los obispos debatieron el año pasado y con las respuestas al famoso cuestionario que Jorge Bergoglio hizo enviar a todos los católicos del mundo.

En el borrador se apunta que el matrimonio es solo heterosexual, que el aborto es la negación de la vida y que las instituciones internacionales no pueden subordinar las financiaciones a los países pobres con la condición de que introduzcan la boda gay. El texto insiste en la necesidad de una paternidad responsable a la hora de decidir si hacer o no un hijo, principio que ya se encontraba en la encíclica Humanae Vitae de Paulo VI de los años 60, célebre por haber negado el uso de los anticonceptivos.

Sobre los divorciados católicos casados que viven "una convivencia irreversible" y piden poder recibir la comunión, "existe un acuerdo común sobre la hipótesis de un recorrido de reconciliación o vía penitencial, bajo la autoridad del obispo", afirma el documento. Dicho "recorrido", que es análogo a cuanto ya aceptan las comunidades ortodoxas, deberá ser definido caso por caso. Para que la decisión sea aprobada necesitará dos tercios de los votos del Sínodo.

Sobre las uniones homosexuales, el Sínodo del pasado año había dicho que "no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer", pero acepta que "hay casos en los que el mutuo apoyo hasta el sacrificio constituye un precioso sostén para la vida de la pareja". El párrafo provocó disputas entre los obispos hasta el punto que desapareció del texto final.

En el borrador actual se hace referencia a la sensibilidad y delicadeza citadas y se añade que es "deseable que los proyectos pastorales diocesanos reserven una atención específica al acompañamiento de las familias en las que viven personas con tendencias homosexuales y de las mismas personas". "Por matrimonio se entiende el de entre un hombre y una mujer abierto a la procreación, a pesar de que no significa que alguien deba ser marginado", explicó el ponente del Sínodo, Peter Erdo.

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