Diario de León

Los jainistas vencen en su lucha por dejarse morir de hambre en la India

Los seguidores de esta austera religión celebran el visto bueno de la ‘santhara’.

Dos gurús jainistas rezan en una casa de descanso.

Dos gurús jainistas rezan en una casa de descanso.

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noemí jabois | nueva delhi
León

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Los jainistas, seguidores de una austera religión minoritaria india, están felices porque van a poder seguir dejándose morir de hambre para ir al cielo sin ser detenidos por la policía.

Después de que miembros de la comunidad se manifestasen en protestas silenciosas por todo el país, el Tribunal Supremo de la India ha fallado en favor de una de sus prácticas más sagradas, la ‘santhara’.

El máximo órgano judicial anuló el pasado lunes una sentencia emitida el 10 de agosto por el Alto Tribunal del Rajastán (noroeste) y que declaraba ilegal esta práctica al considerarla suicidio.

Sentado en una esquina del Digambar Lal Mandir de Nueva Delhi, el principal templo jainista de la India, A.K. Jain, un corpulento brahmachari o aprendiz de gurú, pega un bote al escuchar la palabra ‘santhara’ y enseguida comienza a desempaquetar infinitos tacos de papeles con el sello del Tribunal Supremo.

Envuelto en su túnica blanca y una amplia sonrisa de satisfacción, explica que él mismo ha estado al frente de tres de los siete recursos presentados por agrupaciones jainistas en favor de la «felicidad total del alma».

«Es diferente de la felicidad del cuerpo», insistió con absoluto convencimiento sobre la meta de la ‘santhara’, un proceso gradual que se extiende a lo largo de varios años y que culmina cortando por completo la ingesta de alimentos cuando se acerca el momento de la muerte.

Según el último censo oficial, en la India hay más de cuatro millones de seguidores del jainismo, una religión con la no violencia por bandera y estrictos mandamientos, como no comer nada que crezca por debajo de la tierra y pueda morir al ser arrancado.

Jain calcula que entre 200 y 300 ascetas abrazan la ‘santhara’ cada año, a los que suman al menos 500 o 700 fieles.

Como si de una gran celebración se tratase, «miles» de miembros de la comunidad acuden a venerar a la persona, generalmente un anciano o enfermo, durante los entre cinco y 30 días que suele durar la fase final, manifestó este «medio santo» de 72 años.

Y es que morirse de hambre, dice, es un pasaporte directo al cielo, desde donde volverás a nacer con otro cuerpo y, tras pasar unas cuantas veces por la tierra, alcanzarás la ‘moksha’, la liberación del ciclo de la vida y la muerte.

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