Diario de León

CORNADA DE LOBO

Orgía de Epulones

Publicado por
pEDRO TRAPIELLO
León

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Por qué ponemos todos esta cara gilipuá de recién caídos de un taburete de tres patas?, ¿a qué tanta perplejidad ante los nombres que salen en los papeles de Panamá, esa Biblia del cachondeo fiscal?... ¿y por qué nos sobra con los nombres y ya ni preguntamos qué cifras y movimientos hay detrás?, ¿es que la rutina perfuma la mierda y cien millones ya sólo suenan a calderilla?...

Lo pavoroso es que este mal es global, transversal y colosal. Nadie se priva de evadir si puede, si le dejan o si no miran. En la lista hay estadistas, artistas, deportistas, progresistas, cineístas, integristas, congresistas... todos gente muy lista... nunca la hubo más pispa en no dejar su oro a la vista.

Unos patriotas.

Les resume el poema de retrete: Cagar es un placer y de cagar nadie se escapa, caga el rey y caga el papa, caga el buey, caga la vaca y hasta la señorita más guapa hace bolitas de caca... en esta vida maraca de cagar nadie se escapa... lo mismo el evadir.

Lo que inquieta es si se enmendará esa gente tras verse en la picota con el infraganti al aire y el fisco ordeñándoselo. Enmendarán, sí, asegura Sócrates, pero la trampa, no la voluntad... incluso quien vaya a la cárcel lo tomará como un máster y saldrá recauchutado; ahí vuelve Mario Conde al trullo, va a recuperar los cursos que se grilló y a por otro doctorado; y todos los demás han aprendido algo: ni en bancos lejanos o bufetes de hampón parece ya tan seguro su oro, deja excesivos rastros y mapas, sopesando volver al viejo sistema bucanero de enterrar el tesoro en islas vírgenes (¿intuían ya entonces los piratas que esas islas acabarían siendo un día paraísos fiscales?).

Éramos pocos y... los paladines vigilantes de la banca o los justicieros jinetes de manos limpias que decían defendernos del mal acabaron en bandoleros de corbata y extorsión. Ahí ardió ante el pueblo saqueado, atónito y quieto la última esperanza de que pueda arreglarse la orgía codiciosa de los Epulones. Pero el pueblo se resigna y volverá a disculparles, a admirarles... o votarles.

Ya lo decía aquella pintada: La esperanza es lo último que se perdió.

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