Diario de León

La barandilla que se vende en La Concha

Uno de los emblemas de San Sebastián, que cumple un siglo de vida, se puede comprar en la Red desde 400 euros.

Esta baranda ornamental fue diseñada por el arquitecto Juan Alday en 1910, cuando la ciudad vivía su Belle Époque. J.E.

Esta baranda ornamental fue diseñada por el arquitecto Juan Alday en 1910, cuando la ciudad vivía su Belle Époque. J.E.

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CLARA GARCÍA | SAN SEBASTIÁN

La barandilla de La Concha de San Sebastián, uno de los emblemas más representativos de la ciudad, cumple este año un siglo en el que se ha consagrado como un icono universal, cuya imagen no está registrada, lo que hace posible la compra de un fragmento por unos 400 euros a través de Internet. La simbólica balaustrada, inaugurada en 1916 por el Rey Alfonso XIII, se dice que costó en la época 5.700 pesetas, unos 34 euros, que bastaron para vestir la emblemática bahía donostiarra y sostener a los miles de caminantes que se asoman a vislumbrar su belleza.

Esta baranda ornamental, que representa dos círculos concéntricos, adornados con ramas de laurel y coronados con una flor, fue diseñada por el arquitecto municipal Juan Rafael Alday en 1910, cuando la ciudad vivía su particular Belle Époque.

Desde entonces, este pasamanos, construido por Fundiciones Molinao, se ha convertido en la imagen de trofeos deportivos, colgantes, llaveros, cuadros, postales y todo tipo de recuerdos turísticos de una ciudad que encuentra en este cuidado pretil de color blanco su imagen más fotografiada.

No obstante, aquellos que no se conformen con una miniatura de la famosa barandilla pueden comprar una reproducción a escala natural en la empresa Mendia y Murua, que ofrece la posibilidad de adquirir por Internet un panel en aluminio o en hierro, con o sin pasamanos, por un precio que oscila, sin IVA, entre los 380 y los 660 euros.

Esta firma, ligada históricamente al barandado donostiarra, explica en su página web que ha recibido encargos por parte de particulares para hacer puertas, cabezales de cama, barandillas de jardín o para utilizarlas a modo de escultura. Este agarradero, objeto de varias restauraciones por oxidaciones o roturas a lo largo de los años, no ha sido ajeno tampoco a los embates del mar que, por ejemplo, en 2014 arrancó de cuajo quince metros de barandilla que, en diversas ocasiones, ha sido respuesta por Mendia y Murua.

Esta empresa guipuzcoana, con sede en Errenteria, recuerda que la elaboración de cada panel «tiene su secreto» y requiere un proceso artesanal que comienza con la introducción de la barandilla original en un cajón de «arena especial» para fabricar el contramolde. De esta manera, una vez realizado el molde, se rellena con material de fundición desde dos extremos en una delicada operación.

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