Diario de León

La última cicatriz de León

«Este es el único espacio público al que aún no podemos acceder y creo que todos los ciudadanos de León tienen el mismo derecho a disfrutar de este lugar». José Manuel González Pozo, patrono de Aspaym, cuenta por qué él sí defiende las obras en la plaza del Grano..

José Manuel González Pozo ante la Plaza del Grano en el escalón que le impide acceder a ella. SARA CAMPOS

José Manuel González Pozo ante la Plaza del Grano en el escalón que le impide acceder a ella. SARA CAMPOS

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

cristina fanjul | león

El 29 de julio de 2015, la concejala de Urbanismo, Ana Franco, reunía en su despacho a los representantes de la sociedad civil implicados en la reforma de la plaza del Grano. Junto a los representantes del equipo de gobierno y los técnicos municipales, había un miembro del Colegio de Arquitectos, de la Federación de Asociaciones de Vecinos, integrantes de la asociación de vecinos del barrio del Mercado, de la asociación de Vecinos León Típico, Promonumenta, Sofcaple, Ecologistas en Acción, Aspaym, la Defensora del Discapacitado, Aleco, León Gótico y la Once. Todos ellos pusieron sobre la mesa sus ideas, propuestas, sus reivindicaciones, sus recelos y suspicacias. Hasta que le llegó el turno a González Pozo. «La conversación había discurrido a través de datos técnicos, de reivindicaciones patrimoniales, de refutaciones y protestas, hasta que el representante de Aspaym dejó caer un alegato con tanto sentido común que provocó un gran silencio: ‘Lo único que vengo a decir es que a mí me gustaría poder entrar en la plaza».

Y es que, según asegura el patrono de Aspaym «resulta frustrante no poder acceder a un lugar que supone tanto para la ciudad». En la ciudad hay alrededor de ocho mil discapacitados y en toda la provincia más de 30.000. En el caso de José Manuel, un accidente de tráfico le ató a una silla de ruedas en 1989. Las cosas han cambiado desde entonces. «Antes no podías entrar casi a ningún sitio. No había rebajes de acera, las calles eran estrechas, no había accesos... El último organismo oficial en eliminar barreras fue Tráfico», destaca González Pozo, que añade que estuvo ocho o diez años sin poder ir al barrio Húmedo. «Era frustrante, pero era lo habitual», recuerda.

Genarín

Sin embargo, en el caso de la plaza del Grano se muestra más beligerante. «Es el único lugar en el que no puedo entrar sin ayuda y realmente no es de recibo porque según consta en el proyecto, este espacio no perderá su identidad», defiende José Manuel, que lamenta que siempre, desde hace ya 27 años, tiene ver la plaza desde la misma esquina.

«León es una de las ciudades más accesibles de cuantas conozco. Empezó a cambiar en el 2000 cuando se puso en marcha la ley de eliminación de barreras arquitectónicas», subraya el patrono de Aspaym. «Por eso no entiendo esta cerrazón», manifiesta.

González Pozo recuerda que en aquella reunión en Urbanismo reivindicó que todos los ciudadanos debían tener el mismo derecho a disfrutar de la plaza. «Si se quitan dos peldaños y el resultado es que el espacio se hace accesible, no creo que las obras supongan un problema», defiende. Uno de los momentos que más echa de menos es la procesión laica de Genarín, un evento al que solía acudir antes del accidente y al que ahora solo puede asistir si alguien le presta ayuda. Además, el patrono de la asociación de lesionados medulares y grandes discapacitados físicos sostiene que la plaza no perderá la identidad una vez se hayan acometido las reformas del plan urbanístico.

En cuanto a los que se oponen al proyecto, el representante de Aspaym les invita a ponerse sus zapatos. «Es un tema de empatía, nada más. A todos cuantos se oponen de manera radical a la transformación de la plaza les diría que su libertad termina donde comienza la mía. Si ellos no tienen ningún problema en acceder a este lugar, nosotros tampoco deberíamos tenerlo», manifiesta.

tracking