Diario de León
Publicado por
pEDRO TRAPIELLO
León

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Hay dos formas de ver a España entera de una vez: o en un mapa coloreado o en una foto de satélite sin colorear, a lo vivo, esa foto en la que puedes ir aterrizando hasta ver tu provincia, tus ríos, tu ciudad, tu pueblo, las tierras, ¡tu casita!... y contarle todas las tejas porque las fotos que nos hacen desde ahí arriba tienen hoy una precisión brutal y policial.

Si el mapa es sincero y la foto no está nublada, coincidirán en lo que busquemos ahí; ejemplo: los mapas de despoblación (montón en internet) y esas fotos nocturnas de la península ibérica donde rebrillan los grandes núcleos urbanos y los frenesís costeros mientras la España interior, la desterrada adentro, tiene la luz apagada, duerme a oscuras... y a la fuerza se concluye que ahí vive nadie o casi nadie.

Lo anunciaron los expertos hace cuarenta años y ya no queda nada para ver que el 80% de la población mundial vivirá en grandes ciudades. La ruralidad se despuebla aquí y en la China Populá. Es fenómeno universal. Y la economía global le viene como vaselina.

Pero si el campo echa la trapa -habló Peláez-, ¿de dónde sacaréis para comprar la carne o la huerta de la que antes vivíais y comíais?, ¿os resignaréis a comer sólo carne lejana, pescado vietnamita o lechuga congoleña?... ¿convertiréis el maizal en campo de golf y el pueblo en parque temático?...

La profetisa de Matueca está para estos casos. Que hable.

Y madame Rousé dijo que «verdes las están segando»... y que antes de treinta años la banca acabará quedándose con los campos y pueblos que el tropel que emigra tendrá que ir vendiendo (por estériles o gravosos) si quiere seguir viviendo en la ciudad o coger el traspaso de un bar; esa es la jugada... ¡y que son veinte euros!...

La profetisa empieza a salirnos cara.

¿Hay algún otro futuro para el campo despoblado?... cómo no, ahí van las diputaciones haciendo averiguaciones con más de cien comisiones que cuestan cien mil doblones para estudiar fijaciones de la muerta población, qué desolación... y la arreglan sus presidentes con tres planes refulgentes: «León: truchas, belleza y porrón».

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