Diario de León

LEONESAS DE AYER Y HOY HUMILDAD RODRÍGUEZ OTERO

«La universidad es tan machista y más que el resto de la sociedad»

norberto

norberto

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

ana gaitero | león

Humildad Rodríguez Otero (Secos del Porma. 1953) fue la primera mujer en acceder a un decanato en la Universidad de León. El 23 de mayo de 1990 ganó las elecciones para ponerse al frente de la Facultad de Biología por sólo un voto de diferencia frente a su contrincante, el profesor Ángel Penas, quien con el tiempo llegaría al rectorado.

Con todo el ‘aparato’ en su contra —el rector Nieto Nafría llegó a cuestionar el proceso durante la jornada electoraly el candidato derrotado presionó para que se sometiera a una moción de confianza, por el escaso margen de la victoria— Humildad Rodríguez afrontó una nueva etapa en la Facultad de Biología. «Fueron unos años muy difíciles y de mucho trabajo», recuerda. La maternidad no fue un obstáculo, asumió el cargo en plena etapa de crianza, cuando su único hijo contaba cinco años de edad.

Cambios en los planes de estudio de Biología, con movilizaciones estudiantiles y un encierro en Madrid, y la creación del título de Ciencias Ambientales se realizaron a lo largo de los decanatos de Rodríguez Otero. Nunca faltó la polémica, incluso a la hora de hacer la ampliación de la facultad «siempre encontré oposición».

Fue elegida decana por tres mandatos consecutivos. La Facultad de Biología buscaba su espacio, en el amplio sentido, en el campus de León. «Había nacido a la sombra de Veterinaria y aprovechamos la celebración del 25 aniversario para hacer visible la facultad», apunta. Reconocidas figuras como Santiago Grisolía avalaron el acontecimiento.

Ser mujer no fue una ventaja sino todo lo contrario. «Fue muy duro porque era mujer», asegura. Por experiencia propia y ajena está convencida de que «la universidad es tan machista o más que el resto de la sociedad: si una pareja trabaja en la universidad es más fácil que ella renuncie a la cátedra hasta que la saque él», reflexiona.

Le gusta la gestión. «Me desenvuelvo», admite recordando a su padre: «A pesar de no haber tenido estudios, era un hombre sabio y un señor», afirma. Para dirigir hay que «echar tiempo, ser organizada y calcular las opciones. Pero sobre todo hay que tener honestidad y conjugar la idea de lo que estás trabajando y a quién va dirigido», explica. También hace falta «templanza», agrega.

Humildad Rodríguez dio el salto a la política en 2004, en la candidatura socialista de Francisco Fernández. Puso en marcha la Concejalía de Medio Ambiente y fue número 2 del Ayuntamiento de León, siendo alcaldesa en funciones en varias ocasiones. El mapa del ruido y las antenas de telefonía móvil, así como la Agenda 21 para una ciudad sostenible pasaron por sus manos. «Hasta entonces solo había Urbanismo y Limpieza y Jardines».

Fue una etapa apasionante: «El contacto con la gente fue extraordinario» y «la gestión municipal te da la posibilidad de que las decisiones tengan una acción inmediata, la universidad es un mundo más cerrado», reflexiona. En este sentido, confiesa que «es bastante más dura la política universitaria que la de la calle».

Cinco años después, cuando el PSOE inició la privatización del servicio de Aguas, dejó los cargos políticos. Entregó su dimisión en la Subdelegación del Gobierno, que hizo pública en una rueda de prensa el 11 de enero de 2009, después de semanas de tensión y soledad. «Llegué, en conciencia, hasta donde creí que podía llegar», comenta. El PSOE llevaba en su programa electoral que mantendría el servicio público.

La dimisión no terminó con su carrera. Poco después, Humildad Rodríguez fue nombrada directora de la Fgulem (Fundación General de la Universidad de León y la Empresa) y asumió un nuevo cambio: la gestión integral del Centro de Idiomas, «a riesgo y ventura», que asumió con 450.000 euros de déficit y ha dejado saneado.

En la fundación tuvo a su cargo el Centro Confucio, auspiciado por el Gobierno de Zapatero, y la transformación en fundación del sector público de la entidad. Nunca dejó el aula. «Eso me ha ayudado a sentirme libre par tomar las decisiones», añade. Actualmente se dedica en exclusividad a la docencia.Dejó la Fgulem al salir el equipo de José Ángel Hermida del rectorado.

Eligió estudiar Biología porque no podía salir fuera de León y nunca se ha arrepentido, aunque le hubiera gustado que su carrera investigadora no se hubiera truncado por cuestiones ajenas a lo académico. «Cada día me gusta más, es una materia en continuo cambio y movimiento, como la vida misma». Es evidente que su trayectoria como gestora y política ha estado marcada por los cambios y los retos allí donde ha asumido un puesto de responsabilidad. Así como por una irresistible atracción por lo humano: «Todo en la vida se hace con una dimensión humana, somos gregarios», sostiene.

Por detrás de ella, otras mujeres han asumido puestos de dirección en la universidad. Pero aún no ha llegado el momento para que las mujeres alcancen la cúspide de la universidad. Su balance es de claroscuros: «En relación a 1990 se ha mejorado, pero siguen existiendo techos de cristal, se vean o no».

tracking