RETRATOS CALLEJEROS
El carea estrella de cine muere envenenado
carmen Tapia | león
Activo, con muchas ganas de trabajar y sociable. Iko, el perro carea leonés que se convirtió en estrella de cine tras participar en el reparto de Fuga de cerebros 2 , dirigida por Carlos Therón, en Don Quijote de Terry Gilliam, y varios anuncios de televisión, ha dejado de ser una estrella del cine para convertirse ya en un mito. Este perro de raza leonesa, al que su dueño Félix García cuidó tras ser rechazado por su anterior propietario, murió envenenado en uno de sus múltiples paseos por el campo. «Su propietario de Fornillos de Fermoselle (Zamora) lo rechazó, no entendió al perro y yo me lo traje hace ocho años. Tenía un gran perro». Iko, como todos los careas, era un perro de carácter, con temperamento, activo. Su naturaleza libre impide que sea una buena opción como animal de compañía, pero si está en el campo se convierte en el mejor aliado de los pastores para cuidar los rebaños de ovejas. El carea es la viva imagen del carácter leonés. Desconfiados, pero fieles. «Demandan mucha actividad física. Si no los dejas libres acaban teniendo problemas de comportamiento. Tienen unas necesidades físicas, fisiológicas y conductuales específicas», que Félix García destaca como las más idóneas para labores de salvamento «nunca para estar en un piso encerrado».
En la provincia de León hay 300 perros careas censados que trabajan con los rebaños de ovino extensivo o con las vacas. «Su mejor versión sale cuando están en el campo». Sólo un pastos hábil consigue sacar lo mejor de esta raza. «Se consigue un buen ejemplar cuanto mejor es el perro y más hábil es el pastor». Ese era su destino. Hasta ahora.
Ejemplos como el de Iko, que se convirtió en una estrella de cine, son la prueba del buen trabajo de la Asociación Canina de León que está empeñada en conseguir unos canes con la mejor genética capaces de adaptarse a las nuevas necesidades que les hagan sobrevivir, en previsión de la desaparición del trabajo de pastoreo, para lo que están destinados ahora. «Buscamos perros que surgen de la necesidad de mantener esta raza que tuvo su origen en Tierra de Campos. En el Sur de León son necesarios cuando se trasladan los rebaños para utilizar el barbecho. Estamos eligiendo bien a los padres, para seleccionar a los careas con más cualidades. La morfología también es importante porque tiene que ser ágil y con gran coordinación de movimientos».
Iko deja descendencia. «Acababan de nacer dos camadas con una buena genética». Él mismo era hijo de perros de pastoreo procedentes de San Justo de la Vega.