Recobróncojostios

Marimorena del Odio Hermoso es la santa zorra lianta que el Cielo mandó de guardia esta última semana al Hemicisco Español, Carrera de san Jerónimo, nº 40. Y ahora el país parece escandalizado porque sus señorías se insultaron. Vaya. ¿Podrían hacerlo más a menudo, por favor?... ya que a sus debates les falta fondo, forma e ingenio, diviértannos algo ladrándose, sugirió Sócrates.

Santa Marimorena se portó y repicaron las campanas de la bendita tirria nacional: ¡golpista!... ¡fascista!... ¡imbécil!... ¡serrín y estiércol!... y hasta algunos quieren creer que «alguien ha escupido a aaalguien», uy, peor que un puñal patricio en senado romano, santo cielo... orden, esto ha de atajarse o acabarán prometiéndose tiros como en el 36 (no dramatices, Pablito)... y salió al orden la institutriz Pastor mandando retirar las pedradas vertidas. Sócrates aconseja: por favor, que alguien enseñe a la presidenta de esa Cámara a cabrearse de veras y parezca creíble su gran enfado imponiendo su autoridad con claridad y con el tono tonante que exija el lío, porque con esos modos de monja enojada, pero modosa, difícilmente callará, y aún menos convencerá, a sus ilustrísimas rufianas que van como «vaquilla suelta en fiesta de pueblo» (diría Raúl del Pozo).

Sócrates insiste: la compostura parlamentaria sólo es hipocresía. Si realmente lo piensan, ¿por qué no oírlo?; sinceridad, señorías, transparencia, no oculten al país sus pensamientos ni los disfracen con mentiras correctas o adjetivos hueros; ¿acaso no es el insulto una arte poética ya doctorada en Quevedo?, ¿no es riqueza de nuestra lengua su prolijo recetario?, ¿no somos mayores?... anoten: cabezabuque, raspamonedas, mamerto, cagalindes, esgarramantas, pitofloro, soplaguindas, morroestufa, pillavispas... y seguro que el lector ya le puso cara diputada a cada uno de estos ejemplos. Pero por si alguno escrupulea, recúrrase al inocente exabrupto que nos sugirió para estas tensiones un navarro, fray Olóriz, «que nunca será pecado al no explicitarse nada: recobróncojostios»... y el interpelado lo pensará o callará... suena a temible pedo de brigada borracho.