Diario de León

ENTREVISTA: EMILIA LAURA ARIAS / PERIODISTA Y ESCRITORA

«Llevaría a los magnates del textil por un 'slum' de Bombay»

La periodista y escritora Emilia Laura Arias (Ponferrada,1982) trae mañana viernes a su «querido León» el libro La revolución de las agujas (Libros.com) , a las 19.30 horas en el Palacio del Conde Luna. La obra es un tapiz tejido con las historias de mujeres de un slum o barrio marginal de Bombay —ya suman más de 800— cuyas vidas se han transformado gracias a las cooperativas textiles Creative Handicrafts. «Lo que empezó con una máquina de coser y la cabezonería de una salmantina —la misionera Isabel Martín— puede que no haya logrado cambiar el mundo, pero ha cambiado el mundo de estas mujeres», explica la autora.

Emilia Laura Arias, a la derecha, con algunas de las protagonistas de ‘La revolución de las agujas’ en Bombay. DL

Emilia Laura Arias, a la derecha, con algunas de las protagonistas de ‘La revolución de las agujas’ en Bombay. DL

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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Emilia Laura Arias, que empezó a escribir en Diario de León y actualmente es reportera de Televisión Española en Euskadi, vivió un mes en la India para hacer este trabajo, acompañada de su hija Nina, de pocos meses de edad, y de su pareja. Las mujeres le confiaron sus historias, muchas de ellas de una dureza extrema y comprobó en primera persona cambios radicales como el de Rosi, una mujer que pasó de llevar punjabi a vestir pantalón vaquero. Empezó en la cooperativa en la sección de patronaje y ahora es la responsable de compras de telas en el gran mercado textil de Bombay.

—¿Cómo funciona Creative Handicrafts?

—En el proyecto identifican mujeres en situación de vulnerabilidad, fundamentalmente de violencia o en riesgo de exclusión extremo, y les ofrecen hacer el curso. Si la respuesta es positiva, adelante, y si no, trabajan de otra forma con ellas. Son historias de vida muy duras, marcadas por distintas formas la violencia que sufren las mujeres desde el mismo momento del nacimiento porque el hecho de nacer mujer supone que vivas distintas formas de violencia a lo largo de tu vida. Creative Handicrafts ha cambiado y sigue cambiando la vida de las mujeres porque acceden a unos ingresos, se forman y se empoderan, son ejemplo para otras mujeres en su comunidad.

—¿Qué marca la diferencia en los talleres de CH y los de la gran industria?

—Hay ya algunas marcas europeas que apuestan por hacer sus prendas respetando los derechos humanos. Ahí estriba la diferencia fundamental. La industria textil se sirve de condiciones de semiesclavitud en países como Bangladesh, India, Vietnam etc. para aumentar hasta el infinito sus beneficios. ¿Cómo vas a ganar dinero vendiendo una camiseta a dos euros? Pues pagando muchísimo menos a quién la ha confeccionado. Debemos ser conscientes de qué estamos comprando y de qué hay detrás de lo que compramos. El consumo es una forma de activismo muy potente. Cuando estás comprando algo le estás diciendo a una empresa que lo está haciendo bien. En Bangladesh han muerto centenares de personas en incendios de estas fábricas textiles sin las medidas de seguridad necesarias...La diferencia de estas fábricas de las que hablo con las condiciones de trabajo de las mujeres de CH son abismales, empezando porque son todas mujeres que partían de situaciones de exclusión. Ahora son cooperativistas, cobran un sueldo digno para cubrir sus necesidades, disponen de un seguro sanitario, guarderías para sus hijos e hijas, becas de estudios, cursos de formación, talleres de empoderamiento, espacios de trabajo bien iluminados, horarios compatibles con sus vidas, participan en la toma de decisiones.

—Ha habido huelgas en las fábricas textiles de Bangladesh. ¿Están cambiando las cosas?

—Hay organizaciones que llevan décadas haciendo incidencia política para que las personas que trabajan en estas fábricas sean conscientes de su fuerza como mano de obra, como clase obrera explotada. Creo que hay cosas que están cambiando y que estas huelgas existan es una gran noticia: la propia toma de conciencia de los y las oprimidas. Pero las grandes multinacionales son inmensos monstruos a los que se ha permitido hacer y deshacer a su antojo. Recogen y se van donde les dejen seguir explotando, buscan donde seguir con sus malas prácticas.

—¿Sería tan fácil renovar el armario cada temporada si estas personas tuvieran derechos a la europea?

—Sería fácil si no consumiéramos sin sentido. Hagamos un ejercicio de honestidad. Abramos nuestros armarios: ¿cuantas prendas no nos hemos puesto nunca? ¿Cuantas necesitamos realmente? Si gastásemos más en menos prendas quizá los productores se llevarían lo que cuesta su trabajo y sus derechos serían respetados. Quizá basar la economía en el consumo desmedido es básicamente una absoluta majadería puesto que es una de las industrias más contaminantes que existen.

—¿Qué mensaje les haría llegar a las grandes marcas?

—Me encantaría llevar a esos grandes multimillonarios a un slum de Bombay o Dhaka... Me encantaría hablarle de una niña que conocí en Bangladesh que se llamaba Shakina y me gustaría que sencillamente le acompañará en 24 horas de su vida. Me encantaría que repensaran a qué se debe su macro imperio.

—Como periodista y feminista, ¿Qué cree que debe aportar la profesión a estas realidades?

—Creo que uno de los grandes males de nuestro tiempo es la equidistancia. Yo creo que el periodismo debe estar comprometido con los derechos humanos y con la igualdad. Creo en un periodismo comprometido con la mejora de nuestras sociedades, con la igualdad, con la defensa de los derechos de las personas.

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