Diario de León

Innova

Otras puertas al nuevo campo

Enola es el último producto adaptado genéticamente por Caussade Semillas para mejorar el rendimiento de los cultivos. Pero también para adaptarse no sólo al cambio climático, sino a las nuevas exigencias del mercado. Abrir nuevas puertas al campo

El ingeniero agrónomo llama la atención sobre la adaptación necesaria con el cambio climático. MARCIANO PÉREZ

El ingeniero agrónomo llama la atención sobre la adaptación necesaria con el cambio climático. MARCIANO PÉREZ

León

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La investigación es «una carrera de fondo», y detrás está el futuro del campo. «Hay futuro en la agricultura, pero tenemos que hacerla más atractiva. Todo que nos rodea es genética, desde la alimentación a la ropa que vestimos. Mejorar y adaptar las producciones es la clave del futuro». Mayor resistencia y capacidad de producción, y también cualidades para retrasar la siembra, es lo que define a Enola, lo que la convierte en una alternativa para sustituir a otros cultivos de verano. Son sólo algunas de las características de la nueva variedad de cebada de la empresa Caussade Semillas, que ha sido mejorada genéticamente y cuyo potencial ha analizado el Centro Tecnológico Agrovet.

Un estudio cuyas conclusiones señalan que «la asociación de nuevas herramientas biotecnológicas va a permitir obtener mejores rendimientos agrícolas de una manera más respetuosa con el medio ambiente, minimizando además el riesgo que supone la utilización de fitosanitarios en las explotaciones agrícolas». Un objetivo que persiguen buena parte de las investigaciones y mejoras genéticas en los cultivos que en los últimos años han puesto en práctica tanto la veterana empresa de semillas como el centro tecnológico de Mansilla Mayor.  

La mejora de diversas variedades de semillas y la adaptación de los cultivos se ha desarrollado con mayor fuerza en los últimos años. Desde el laboratorio señalan que en buena parte se debe a que en la provincia se ha ampliado la zona de regadío, lo que ha permitido añadir nuevas zonas agrícolas. «Todo ello lleva aparejados otros muchos cambios, entre ellos el de la adaptación de los agricultores a las nuevas técnicas e inputs de la actividad agrícola en regadío».  

En esa tarea trabaja desde hace años Caussade Semillas, según explica Óscar Ruíz Fuentevilla, ingeniero agrónomo y jefe del Departamento Técnico y de Desarrollo. Un camino que en el futuro prevé un mayor crecimiento y especialización.  

La empresa nació como Semade de la mano de Miguel Sáez Blanco hace más de 30 años. A través de una ‘joint venture’ con la compañía francesa Caussade se inició una colaboración que prevé consolidar la presencia de este grupo en el mercado de semillas español. Una sociedad creada en 1958 y que tiene presencia en la mayor parte de los países europeos, además de África y Oriente.  

Hasta el momento la mayor especialización de Caussade Semillas en León está en el maíz; además de las investigaciones llevadas a cabo en trigo con variedades como Soberbio, Sofru o Sollario; o la variedad Sumatra de soja, con la que colaboran estrechamente en la leche de esta variedad de Pascual. «También en girasol hemos desarrollado variedades muy punteras, como Fabiola». Cereales, maíz, girasol y soja son, de momento, sus grandes fuertes en innovación.  

«Buscamos diferentes obtentores, los hay por toda Europa, que tienen material genético importante que permite resistir en diferentes condiciones, fortalecer la rusticidad de los cultivos, estudiar los ciclos,... Nosotros adaptamos estas propiedades a las zonas de cultivo de León, y de las áreas de España donde tenemos mayor implantación. Son muchos años de investigación constante para lograr estas mejoras».  

En el caso de León, Ruíz destaca que «es una caja de sorpresas en climatología, suelos,... Buscamos la idoneidad genética para la adaptación de las distintas variedades a estas zonas». Además tienen una presencia importante en Galicia, sobre todo con el maíz. «Y Galicia es una cátedra de enfermedades para estos cultivos». También están implantados con fuerza en Asturias, Cantabria, Castilla y León, País Vasco, Navarra y norte de Aragón.  

«La investigación que llevamos a cabo continuamente no se centra tanto en el objetivo de conseguir una mejor productividad, aunque ese sea el resultado final, y la mejora es muy importante; sino en obtener una adaptación total al clima, a la dafología y al manejo del cultivo. Obtener una mayor producción tiene que estar siempre condicionada a la adaptación al lugar donde se va a desarrollar, sino no tiene largo recorrido».  

En el caso de la semilla desarrollada ahora por Caussade, el ensayo que se ha realizado en los últimos meses «ha puesto de manifiesto el potencial agronómico del nuevo material vegetal de cebada y su relación con los microorganismos del suelo», destacan desde Agrovet. Las nuevas variedades «se presentan como una gran alternativa», que destacan además que «viene de la mano de una gran empresa de León, con más de 30 años de experiencia en el sector y pionera a nivel nacional en el desarrollo de semillas de maíz y trigo, a las que se une ahora la nueva variedad de cebada».  

Los investigadores destacan que la puesta en el mercado de la cebada Enola supone «uno de los avances más importantes del desarrollo de este cultivo», que comparan con la revolución que supuso para la forma de cultivo del trigo tradicional la introducción del híbrido Hybiza. Además, «debido a la disminución del diferencial de precio del trigo respecto al de la cebada se está implantando como alternativa».  

El estudio sobre los resultados de la nueva variedad pone en evidencia que «los nuevos materiales genéticos de cebada tienen enormes ventajas en cuanto a la producción, muestran más vigor, más rendimiento productivo, más resistencia a enfermedades e incluso mayor tolerancia a herbicidas de postemergencia». De hecho se estima que la aportación de la mejora genética al incremento de la producción agrícola en conjunto es del 80%, mientras que el otro 20% de mejora en la cosecha se debe a la aportación de los fertilizantes fitosanitarios y a la mecanización que ha supuesto la modernización de los regadíos.  

Por otro lado, los investigadores señalan que «para la multiplicación y obtención de nuevos materiales vegetales los obtentores necesitan zonas de latitudes, pluviometría y temperaturas similares a las de la provincia de León, que de hecho es una de las áreas más adecuadas para la multiplicación de estas nuevas variedades e híbridos».  

El Centro Tecnológico Agrovet ha sido el encargado de realizar las primeras evaluaciones en la provincia en los campos de ensayo de la nueva variedad de cebada «comercializada en España con sello leonés». El nuevo material vegetal, la cebada Enola, presenta «además gran resistencia a la enfemedad fúngica conocida como rincosporiosis (Rynchosporium secalis), y un alto rendimiento productivo en los ensayos que se han llevado a cabo en las fincas del centro».  

Además, el estudio ha puesto de manifiesto que «las interacciones que sufren los cultivos con el medio ambiente y los microorganismos presentes en el suelo, de forma que la nueva variedad de cebada no precisa horas de frío para la inducción del espigado y su desarrollo vegetativo no está tan ligado a la duración de las horas de luz del día». Eso permite retrasar la siembra hasta enero, «por lo que la hace especialmente apropiada para su cultivo en regadío tras una producción de maíz u otro cultivo de verano».  

Entre los resultados obtenidos en los estudios realizados sobre el terreno en el centro tecnológico leonés, a través de siembra en bandas de la nueva variedad, se ha puesto en evidencia también «la interacción que ejercen con la planta los microorganismos del suelo, mediante la aportación de abonos con microorganismos aislados del suelo». Así, se ha conseguido incrementar la producción de cebada sin recurrir a la aplicación de fertilizantes de fondo, «movilizando con mayor eficiencia los nutrientes entre suelo y planta». Por otro lado, presenta una mayor resistencia a los ataques de los hongos.  

El resultado es que la producción máxima alcanzada durante el primer ensayo realizado es de 8.120 kilos, frente a los 6.040 de la variedad control. Para ello se han utilizado microorganismos de los géneros Bacillus y Rhizobium para incrementar «la expresión de la mejora genética de esta variedad, sin la utilización de abono químico de fondo, frente a la variedad de control y con abonado tradicional».

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