Diario de León

Víctimas de tráfico piden ayuda

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Nathalia Díaz / Sergio Perea | madrid

El jueves 27 de julio de 2017 Ronis quedó en estado vegetativo tras ser aplastado por la carga del camión con el que trabajaba. Como otras víctimas de accidentes de tráfico, aguarda una compensación económica que, probablemente, no le bastará para sufragar los gastos que requiere su movilidad.

Un repaso por Internet y por los diferentes modelos de sillas eléctricas, coches adaptados y otros medios que necesitan los lesionados para normalizar su vida arroja cifras que apenas puede cubrir los 60.000 euros de indemnización que prevé el baremo vigente. Porque, además, a esos gastos habría que añadir los de la adaptación de la vivienda a su minusvalía. Solo un coche adaptado tiene un coste mínimo de 30.000 euros y una silla eléctrica puede oscilar entre los 1.000 y los 3.000 euros.

La asociación de víctimas de tráfico DIA ha promovido una campaña para que se reforme el actual baremo de indemnizaciones en siniestros al volante. Su objetivo es superar esos 60.000 euros para los lesionados más graves.

DIA considera que el actual baremo resulta insuficiente y deja en situación de vulnerabilidad a quienes requieran gastos mayores, como vehículos adaptados o desplazamientos constantes en transporte público, como taxis.

Ronis, como cualquier persona, necesita salir de casa. Entre otras cosas, para acudir a rehabilitación y a citas médicas, a las que se desplaza acompañado de Merlín, su esposa, de 29 años, y de un ayudante. Entre los dos cargan a Ronis en brazos y lo suben a un taxi, que como media le cuesta entre 25 y 30 euros por trayecto.

En conversación con Efe, Merlín, de nacionalidad española, recuerda con precisión el día en el que cambiaron los planes de una pareja con apenas dos años de matrimonio. A partir de esa fecha, la vida de Merlín es permanecer «atada al pie de él», un hondureño de 31 años que aún está a la espera de que le concedan la ciudadanía.

Tras más de año y medio ingresado en hospitales, el pasado mes de enero la pareja pudo regresar a casa. Lejos ya de la atención médica, empezaron las dificultades en sus intentos por llevar una vida normal. «No habla, no come, lo tienes que mover, tienes que estar pendiente todo el tiempo» porque se pasa las 24 horas de día «de la cama a la silla y de la silla a la cama», relata por teléfono Merlín a Efe en mitad de una nueva jornada de cuidados a su marido. Según Merlín, desde el accidente su marido no ha recibido indemnización.

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