Diario de León

RETOS DEL OPEN BANKING

EL SERVICIO. Entre las ventajas figuran la personalización de productos y servicios, la detección de riesgos, el control del fraude, la transparencia y la reducción de costes

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La digitalización y el entorno competitivo, con la irrupción de nuevos actores en el sistema financiero, han dado lugar a novedosas prácticas en banca que suponen un desafío para las propias entidades y los usuarios. Una de ellas es la llamada banca abierta, Open Banking, que consiste en compartir información financiera de forma digital, segura y en las condiciones que los clientes aprueban. El informe Open Banking, publicado por Funcas y Finnovating en el marco del Observatorio de Digitalización Financiera de Funcas (ODF), analiza los pros y contras de esta práctica y los retos que implica para el sector.

Según Santiago Carbó, director ejecutivo del ODF, «compartir la información es la clave competitiva y tecnológica que dirimirá el equilibrio en el sector financiero en las próximas décadas. Las BigTech dominan todos los datos excepto los financieros, en manos de los bancos. Todo eso puede cambiar, pero debe ser en las dos direcciones, de modo que todos puedan compartir información de todos y siempre bajo la consciencia y aprobación del usuario final de los servicios».

El Open Banking permite compartir y proporcionar datos y procesos de entidades financieras a terceros proveedores. En lo que al cliente bancario se refiere, se puede permitir a otros proveedores el acceso a sus datos, siempre bajo su consentimiento. El principio inspirador de la banca abierta es, precisamente, otorgar a los clientes el poder sobre su propia información bancaria. Respecto a las entidades financieras, el Open Banking, obliga a abrirse a terceros y, consecuentemente, a colaborar en la cesión de datos y creación de nuevos productos o servicios

Rodrigo García de la Cruz, CEO de Finnovating, destaca que «el ecosistema financiero tecnológico más innovador se sustenta en la colaboración, por eso el Open Banking es tan positivo. Entre sus ventajas para la banca, encontramos la mejora en la personalización, fidelización y conocimiento del cliente, la posibilidad de crear nuevos productos y servicios, la eficiencia de procesos, detección de riesgos y la prevención del fraude».

El usuario, por su parte, puede contar con una mayor gama de productos y servicios y más personalizados, menores costes y mayor seguridad, transparencia y control.

Sin embargo, el Open Banking impone considerables retos regulatorios y financieros, sobre todo, relativos al control y el uso de datos personales de los clientes. Las principales fuentes de incertidumbre son, en primer lugar, la seguridad. Uno de los principales retos será determinar a quién compete la custodia de la información y quién debe garantizar la protección de la misma. La apertura de los datos y procesos de los bancos mediante interfaces a un ecosistema de terceros puede llegar a comprometer la seguridad de usuarios y entidades. En segundo lugar, el análisis de datos. Ser capaz de generar valor a través de la personalización y creación de nuevos productos mediante el análisis de los datos recabados de los clientes es otro de los principales desafíos para el sector. El gran volumen de datos generados mediante la banca abierta requiere de la capacidad de analizar dicha información y debe contrastarse que los proveedores que ofrecen esos servicios tienen la capacidad necesaria.

Por último, la desintermediación. La banca abierta crea una oportunidad para terceros de ofertar productos y servicios tradicionalmente limitados a la banca. Esta desintermediación, al igual que supone un aumento de la competencia y reducción de costes, genera retos en cuanto al número de proveedores y su seguridad y solvencia.

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