Diario de León

Salud

Otra salida para diez millones de fumadores

Nuevos tratamientos para dejar de fumar desde el 1 de enero El Defensor del Paciente alerta de los efectos secundarios

Una persona expulsa el humo de un cigarro de tabaco.

Una persona expulsa el humo de un cigarro de tabaco.

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Efe | Madrid

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El consumo de tabaco sigue en aumento y más de diez millones de españoles de entre 15 y 65 años fuma a diario. De ellos, un 67 % se han planteado alguna vez dejarlo, pero no todos serán candidatos a acceder a los dos medicamentos que el sistema sanitario financia desde el 1 de enero para abandonar el hábito.

De hecho, el Ministerio de Sanidad cifra en 83.800 las personas que se pueden beneficiar de alguno de los dos tratamientos (vareniclina, de marca comercial Champix, y bupropion), que los profesionales sanitarios ya pueden prescribir.

«Para esta medida contamos con la voluntad de muchísimas personas que van a encontrar una motivación para dejar de fumar, ya sea los hijos, el trabajo, la salud..»,aseguró a Efe la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, quien ha reconocido que el cien por cien de la población que fuma no va a dejarlo, de ahí los datos que maneja el ministerio.

«Ojalá que nos quedemos cortos», señaló Aparicio, que precisa que los fármacos «no son un milagro», si bien constituyen una ayuda que va a servir para que muchos fumadores se planteen abandonar su adicción al tabaco.

El tratamiento requiere un seguimiento, que se hará por los médicos de familia y también por los neumólogos que tratan a pacientes en las consultas de deshabituación tabáquica que existen en muchos hospitales.

Aparicio detalla que estos medicamentos van dirigidos a personas «con un largo historial de consumo y un nivel de adicción importante», principalmente de mediana edad, entre 40 y 50 años, y varones, ya que todavía hay más fumadores que fumadoras, aunque ha confiado en llegar también a las mujeres.

Los médicos serán los que determinen si los fumadores cumplen los criterios para acceder a la financiación de los fármacos: estar incluido en un programa de apoyo individual o grupal para dejar de fumar, tener motivación expresa constatable con al menos un intento en el último año, fumar 10 o más cigarrillos al día y tener un alto nivel de dependencia.

Además, cada comunidad autónoma debe contar con un protocolo que seguirá cada paciente antes de acceder a la financiación de estos fármacos.

El presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, Andrés Zamorano, explica que en el caso de Castilla-La Mancha, donde pasa consulta, hay una fase preparatoria en la que el paciente tiene que exponer por escrito los motivos por los que fuma y por los que quiere dejarlo.

Además, debe identificar «las situaciones de riesgo» que le impulsan a fumar, como tomar un café o quedar con amigos, y llevar un autoregistro de cigarrillos.

Todos estos datos se analizarán con el profesional sanitario que determinará en ese momento si prescribe o no el fármaco, de manera que la receta de cualquiera de los dos tratamientos no es automática.

Zamorano, miembro del grupo de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), considera que estos tratamientos deberían ofrecerse a todos los fumadores con voluntad de «hacer un intento serio» por dejarlo, ya que está demostrado que duplican o, incluso, triplican la probabilidad de ser exfumador al cabo de un año.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad (encuesta Edades), en 2017 un 34 % de las personas entre 15 y 64 años eran fumadores habituales, un 3% más que dos años antes, una tendencia ascendente que las leyes antitabaco han conseguido invertir.

Críticas del Defensor del Paciente

La presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, ha enviado una carta a la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, para reprocharle la financiación de los fármacos para dejar de fumar, debido a los «efectos adversos» que provocan.

«Es vergonzoso que, a sabiendas de los efectos adversos que estos fármacos tienen, se den como buenos para agrandar más si cabe los beneficios de la farmacéuticas que los fabrican. La lógica y el sentido común, es que se obligue a los fabricantes a quitar la porquería del tabaco y, por otro lado, fomentar el deseo de dejar de fumar», dice el Defensor del Paciente.

A su juicio, medicar a los fumadores con unos fármacos que pueden ser «peligrosos» no es la manera de quitar un «vicio» del que la administración saca «beneficios» con su venta. «El que tiene la voluntad deja de fumar si o si, sin tomar ‘porquería’ como estos fármacos. Por ello, como ministra de sanidad, le solicitamos la retirada de esta medida por no ser con productos inocuos».

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