Érase un costurero que no perdía el hilo
Di de Sant paraliza momentáneamente su actividad en el mundo del diseño y la moda para lanzar una edición de mascarillas especialmente pensadas para los menores
Santiago García (Di de Sant), ayer en su taller de Carrizo de la Ribera. DL
A estas alturas de la vida ya no está claro si fue antes Santiago García o Di de Sant. Da lo mismo. Lo que cuenta es que la necesidad se hizo virtud cuando la pandemia obligó a cerrar el taller de Carrizo de la Ribera en el que el otrora habitual de la Pasarela de la Moda de Castilla y León o en la este año malograda Pasarela de San Juan y San Pedro se vio obligado a cambiar el rumbo de su aguja y el destino de su dedal.
«Al cuarto día del confinamiento vimos que había que hacer algo para los niños. La Junta pedía ayuda para confeccionar prendas de cara a los hospitales pero teníamos que adelantar cada taller los primeros 5.000 euros».
Como no hubo acuerdo (el coste que tenían que asumir sólo alcanzaba para el termosellado de las mascarillas), se planteó una nueva iniciativa: «El centro médico de Benavides de Órbigo necesitaba material. Cogimos manteles de los restaurantes que son de TNT (Tejido no tejido) y mandamos parte de nuestra producción al Hospital de León, José Aguado, La Palomera y otros centros médicos». Los restaurantes donaron el material y el Ayuntamiento de Carrizo de la Ribera sufragó buena parte del operativo.
Así nacieron 12.000 mascarillas y 2.000 batas que andan estos días por la comarca del Órbigo. Armellada, Villlanueva, Carrizo, Huerga y Quiñones han sido el destino fundamental. «Unidos todos es como mejor podemos salir de esto».
Ahora extiende su iniciativa al mundo infantil. Lo hace con la colaboración de Entretelas, de la mano de Elvira. Fabrica modelos en tallas de tres a cinco años y de siete a diez años. Las primeras veinte unidades las vende a un precio de 1,50 euros cada una. A partir de cien unidades el precio baja a un euro. No hay venta en tiendas físicas ni en web. Solamente se admiten pedidos por vía whatsapp.
«Son de propileno hidrófobo 100% y llevan una doble capa. Son seguras. No sustituyen a una de grado sanitario, pero sí que ayudan a prevenir el riesgo de contagio. Es la contribución que podemos hacer a la sociedad en esta situación». Con dar lo que se tiene, se cumple.