Diario de León

Cornada de lobo

Un palabro asturleonés

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León

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Cuando hay que ir de bobo o darse un pisto vacilón, saco a pasear que esto del Trapiello que me adorna la sangre materna es apellido de claro origen italiano; de Mantua, más concretamente, y asómbrate de cómo suena: Trapiel-lo, como Mastropiel-lo, Capel-lo, Donatel-lo o lo que quieras. En general, cuela la patraña, menos a uno de Milán que vino varios años a los cursos de verano de León y que me cortó en seco: ¿De Mantua?... Imposible; allí el diminutivo se hace sin la i. Corregí sobre la marcha y advertí que realidad era voz oriunda de Reggio Calabria. Y tampoco coló. Así que, en serio, te cuento lo que sé de este llamarme así; y que es palabro asturleonés con especial cuna en la cuenca asturiana del Aller. Eutimio Martino, que es un sabio zapando archivos y etimologías, asegura que este apellido tiene la raíz indoeuropea del trap o trapp tan extendido en el viejo continente; y que significa agua en reguero, torrente, fuente de arroyo. Un diminutivo romanceado lo convierte en ese trapiello, borbotón de monte al que, si no se seca en verano y es generosa la preñadura de su manantial, llaman muy femeninamente trapiella, que es también nombre entrañado con voz leonesa, pues así se llama toda esa larga sierra que cierra al sur el Valle Gordo, principal savia del río Omaña, largo lomo de montañas pandas que multiplican sus torrenteras trapiellas. Y es que esto de presentar una misma palabra género masculino o femenino es asunto de aquí, pues por Ancares llaman a estos mismos torrentes de montaña caborcas, si bajan todo el año con agua y canción, o caborcos, si hacen huelga en verano o son inconstante. Pero González Quevedo me ha descubierto en su palabrario de Palacios del Sil otro trapiella: paxarera, trampa para cazar pájaros, como jaula de palos con truco y señuelo (ponéi las trapiellas, que nevóu muitísimu). ¿Y por qué se convirtió en apellido? Es cosa de secretarios y apuntadores de leva. A la gente indocumentada o de cuna coja le endosaban de sobrenombre su oficio, un lugar, zapatero, herrero, villasimpliz, sastre... Y a quien vivía junto a un arroyo, Trapiello le cayó. Pero, en realidad, a mí lo que verdaderamente me hubiera gustado es llamarme Numa Pompilio o Luzdivina Montañés.

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