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Antonio Casado A LA ÚLTIMA

Fahd, millones sobre Marbella

Publicado por
León

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LA excelente cobertura informativa sobre la irrupción en Marbella del rey Fahd de la Arabia Saudí me permite compadecer al poderoso caballero. Además de salir de una reciente intervención de cataratas en Ginebra (Suiza), tiene problemas de diabetes, artrosis y de corazón. Por eso el rey, de 82 años, que en 1995 ya sufrió una embolia cerebral, viaja siempre acompañado por un sofisticado equipo médico y se ha montado un hospital con quirófano incluido en su palacio de Marbella, una imitación de la Casa Blanca norteamericana construida en 1976 a mayor gloria de esta curiosa petro-monarquía del Golfo Pérsico. Y de los negocios turísticos de Marbella, que se ponen las botas -y hacen bien- cada vez que el rey Fahd y su estrepitoso séquito de tres mil personas recalan en la Milla de oro con su generoso cuerno de la abundancia abierto a las tiendas de marca, las grandes compañías de seguridad privada, los casinos, los restaurantes y las espectaculares señoritas de alquiler para todo, rubias, por favor, que no lo sepa el profeta. Pero ninguno de los detalles pormenorizados de los millones de euros que el rey Fahd mea sobre Marbella casan por ningún lado con la recuperación física de su real persona. A saber: doscientas suites reservadas en los mejores hoteles, quinientos mercedes alquilados, mil quinientos teléfonos móviles, una cola de trescientas personas pidiendo trabajo a las puertas del palacio, cuatro mil señoritas de alquiler, villas alquiladas por 180.000 euros al mes, un barco de setenta metros de eslora previamente atracado en Puerto Banús, una unidad especial de la Policía Nacional española movilizada para la ocasión, etcétera. Porque el rey «está malito», como dicen por estas tierras de diagnósticos y pronósticos pasados por la sabiduría del pueblo andaluz. El monarca tiene dinero pero no tiene salud. Y vistos los espectáculos de su gente en las alegres noches marbellíes, no parece que le importe mucho más que las desgracias del pueblo palestino o los mandatos del ascetismo islámico. Quien se frota las manos es el alcalde Julián Muñoz, el sucesor de Jesús Gil en el Ayuntamiento de Marbella. Seguro que reza cinco veces al día para que Alá guarde muchos años la vida de un rey medieval con un orden de prioridades indecentemente alterado.