Diario de León

Cornada de lobo

La gran marranada

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León

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Una marranada como la del buque «Prestigio de Ganancias» consiguió por vía de escarmiento y sopetón lo que no logró la evidencia que los telediarios te han puesto ante los morros y la sopa los últimos treinta años. Hasta hoy esas marranadas parecían algo exótico, cosa de Alaska o del Índico, mares lejanos de este ancho mundo que cada vez es más estrecho; y por estrecho, más lleno de pateras y piratas, progresos de precio prohibitivo y pedos torpedeados con toda su carga química y criminal. Nos tocó. Esta vez, de plano. Nos han puesto el pegote en toda la frente (mira un mapa: la nariz cae entre Estoril y Lisboa y la barbilla en el cabo Sao Vicente). Nos han dado en todos los cuernos que tiene la península en esa esquina, cuernos de una balsa de piedra saramaguesa esmochados de embestirle al océano millones de años con tal terquedad, que el mar se ha ido colando tierra adentro con anchura de fiordo como no ocurre en ningún otro punto de nuestras costas. El mar, entonces, se hace ría penetrante que impregna toda Galicia. Hasta en Orense se huele el salitre y la brisa inyecta ese sueño transatlántico que duerme en todo gallego desde que se inventaron las chalupas y el galeón. Después, ese mar navegó por todas las venas de la península con carros y arrieros. España entera ha comido a Galicia en cajas de pescado. Y la Galicia en conserva ha destetado a todo este país desde Gerona a Gibraltar. Por eso todos somos Galicia dolida con la desolación de la mayor tragedia que jamás imaginaron los fareros y santos de palo que protegen el mar desde todos los faros y ermitas sembrados por su costa. No habrá tinta en diez petroleros para contar cómo han enfangado la vida de los gallegos, la del mar, nuestras vidas y la fe en nosotros mismos. Os tocó de lleno, queridos gallegos. Lo que parecía insospechable es ya una certeza: somos vulnerables al terror desencadenado por un tiburón armador de lejanos mares que prefiere perder un barco a cambiarlo arañando un poco su bestial ganancia. Pero este terrorismo cotiza en Bolsa y tiene bula, ¿comprendes?... llámalo accidente; y si te preguntan en el consejo de administración o de ministros, incidente es la palabra. Es la norma. Es el sistema. (Continuará) La marea negra también.

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