Bercianos del Real Camino

Parada obligada y reconfortante para el peregrino... y también para cualquier persona que desee disfrutar de un entorno tranquilo y reconfortante. Con ese argumento la localidad de Bercianos del Real Camino abre de par en par sus puertas al visitante. Lo hace con el carácter acogedor de sus gentes en un escenario en el que destacan desde el legado patrimonial con las ermitas de Nuestra Señora de Perales y la de San Roque hasta el natural con dos lagunas, entre ellas la denominada Laguna Grande situada al sureste de la localidad y cubierta por juncos entre los que se esconden patos silvestres y pollas de agua.

A lo largo de 14 kilómetros la ruta jacobea tiene presencia en el municipio al que su nombre, según la tradición, le viene de la época de la Reconquista cuando fue repoblado por gentes llegadas del Bierzo.

Una historia que tiene varias estampas como las de las dos edificaciones religiosas más significativas. Una de ermita de Nuestra Señora de Perales o ‘La Perala’ situada a las afueras de la población y dedicada a la patrona, Nuestra Señora de Perales, denominada popularmente como La Peralona. Precisamente su veneración a ella tiene la mejor expresión el 8 de septiembre cuando sale en procesión.

En el centro de la población también emerge como uno de los lugares más admirados y conocidos la ermita de San Roque, restaurada y que tras el derrumbamiento de la torre de la iglesia parroquial de El Salvador ha ejercido como ligar para albergar los servicios litúrgicos del día a día.

Para la devoción... y también para el descanso. En Bercianos del Real Camino también ocupan un lugar relevante los albergues destinados al peregrino y visitante. Nada menos que cinco (el parroquial Casa Rectoral, Bercianos 1900, Santa Clara, El Suave y La Perala) a los que se une también el Hostal Rivero. Todo para que la visita a la localidad tenga la posibilidad de prolongarse más allá de unas horas.

También la naturaleza ofrece escenarios dignos de admirar en Bercianos del Real Camino. Entre ellos sus dos lagunas destacando la denominada ‘la grande’. cubierta su casi su totalidad por juncos entre los que se esconden patos silvestres y también pollas de agua. Precisamente de estas emerge una leyenda que se traslada a tiempos de la reina Urraca y narra cuando Alfonso I de Aragón, marido de esta en segundas nupcias, saqueó el pueblo de noche. Algunos vecinos sucumbieron y otros, en su huida, se ahogaron en la laguna. Por eso, cuando las pollas de agua son abatidas por los cazadores, cuentan quienes lo han escuchado, que suena muy parecido a los quejidos lastimosos de las personas.

Leyendas y tradiciones que tienen a esta localidad leonesa como protagonista. Y que recogen el transitar del tiempo en ella. El mismo que marca el devenir de los visitantes, en una amplia mayoría peregrinos que cada día transitan por el municipio a lo largo e sus 14 kilómetros y que también se detienen no sólo para reponer fuerzas, también para admirar un legado que resume la vida de siglos y siglos de la población.

En plena Tierra de Campos y a 353 kilómetros de Santiago de Compostela, Bercianos luce en la ruta jacobea como un lugar para visitar y también para disfrutar. Bien sea en primavera, verano, otoño o invierno. Y todo aderezado con el carácter acogedor de sus gentes que hacen más reconfortante y enriquecedor la visita. Para todas las edades y dando lustre e importancia al espacio rural como un lugar en el que también se puede sacar mucho partido.

Desde la entrada del municipio hasta su salida. Y en un lugar en el que el tiempo parece pararse para que todo aquel que pisa su suelo pueda sacar el máximo partido. Bien sea a nivel individual o en compañía. Y con Bercianos del Real Camino como escenario.