Cómo salvar una vida y no ser médico

carmen tapia

LEÓN

Una maniobra de Heimlich bien hecha puede salvar la vida a las 2.400 personas que mueren al año en España por atragantamiento. Las técnicas de rehabilitación cardiopulmonar básica previenen una de cada cinco muertes por paro cardíaco. «Debería ser una asignatura obligatoria en los colegios». Emilio Blanco, experto en nutrición y dietética e instructor de técnicas de reanimación cardiopulmonar, ha formado en León a 18.000 personas en técnicas básicas necesarias para evitar fallecimientos en situaciones cotidianas como un atragantamiento.

De la mano de HM Hospitales, Blanco imparte talleres gratuitos por toda la provincia. Esta andadura de concienciación y de aprendizaje comenzó hace treinta años. «Fui testigo casual en León de la muerte de un niño de dos años. Estaba en un centro sanitario y llegó una madre llorando con su hijo envuelto en una manta. El niño se había atragantado y los sanitarios aplicaron todo tipo de técnicas de reanimación, pero no pudieron salvarle la vida. Los primeros minutos son muy importantes para actuar».

Y en esos primeros minutos cualquiera con un mínimo de formación básica puede intervenir para salvar una vida. No hace falta ser médico ni tener una formación sanitaria, sólo unos conceptos y técnicas básicas para actuar en un momento de urgencia y dejar a la persona estable para que sea atendida después con los cuidados profesionales de un experto sanitario. «Trabajaba en el laboratorio farmacéutico del grupo Menarini. Les expuse la idea y, a través del área científica, adquirieron los primeros modelos de demostración. Hoy tengo tres equipos completos, la mayoría adquiridos por mí. HM Hospitales corre con todos los gastos desde hace quince años. Yo no cobro y a las personas que acuden a los talleres tampoco se les cobra nada. Colaboro con quien me lo pida y siempre y cuando no me paguen».

El objetivo es enseñar a cuando más gente mejor para dar posibilidades a la vida «para que la víctima llegue en las mejores condiciones a un centro sanitario». Blanco no se cansa de repetir la necesidad de que todas las personas, independientemente de su edad, tengan la formación necesaria para salvar vidas con los primeros auxilios. «Estas técnicas nos iguala a todos, iguala la posibilidad que tienen todas las personas, independientemente de dónde se encuentren, de salvar una vida. Con una técnica adecuada se salvarían el 95% de las 2.400 personas que mueren al año por atragantamientos».

Con estas maniobras no sólo se puede salvar una vida ajena. «Las personas que participan en los talleres aprenden a salvar su propia vida si se encuentran solos y sufren un atragantamiento. Les enseñamos a avalanzarse sobre una silla por la parte blanca del estómago. Si te encuentras solo y te pasa algo parecido tienes que saber cómo reaccionar».