La lucha de Adam para ir al dentista sin pasar por el quirófano

Adam, un niño leonés de diez años, necesita que le saquen una muela que le ha salido al lado de la leche que tenía que haberse caído para dejarle hueco. Y necesita también que le empasten otra muela picada. Pero no le pueden aplicar el protocolo de salud budodental como a los demás niños y niñas de su edad.

Tiene que esperar a que su dentista consiga un quirófano y mientras tanto pedir jarabe a su madre para soportar el dolor. La muela picada corre el riesgo de ir a peor. La salud bucodental de los menores que sufren trastornos del espectro autista, como Adam, tiene unas singularidades que conocen bien los sanitarios y las familias, pero que la administración no atiende.

La pandemia interrumpió la promesa de crear una consulta odontológica para menores que, por sus características de diversidad funcional, no son capaces de estar sujetos en el sillón del dentista ni soportan la manipulación necesaria en sus bocas para extracciones o empastes.

El acuerdo con la Gerencia de Atención Primaria se había alcanzado en mayo de 2019 y así fue comunicado a la prensa. El entonces gerente, José Pedro Fernández, junto con la directora médica, Consuelo Honrubia, recibieron a Héctor Moratiel Gemma Fradejas y Francisco Pozuelo, integrantes de la Junta Directiva de la asociación Somos Diversos y se comprometieron a organizar esta mejora en la salud bucodental de estos menores.

«No lo habían puesto en marcha cuando llegó la pandemia y el año pasado volvimos a solicitarlo», comenta Gemma Fradejas, presidenta de Somos Diversos. Para entonces, Fernández estaba al frente de la Gerencia del Caule. Pero tampoco se llegó a poner en marcha el proyecto. Cuando fue relevado por el consejero de Sanidad, la asociación pidió una nueva reunión con el nuevo gerente, Alfonso Rodríguez Hevia. «No hemos tenido ninguna respuesta», comenta Gemma Fradejas. una de las madres afectadas.

Su hijo Adam, de 10 años, espera desde julio a que le den quirófano para extraer una muela y un empaste. Ya ha pasado tres veces por el quirófano, con anestesia general, para tratamientos odontológicos que habitualmente se solucionan en la consulta con una leve anestesia local.

Este niño, con diversidad funcional por TEA (trastorno del espectro autista), es uno de los candidatos a la mejora sanitaria que no se ha llegado a poner en marcha en la sanidad pública. Adam es un niño que no puede controlar el movimiento corporal y extremadamente sensible a todos los ruidos. Las preguntas le pueden salir a borbotones por la curiosidad ante lo que ocurre a su alrededor o, por el contrario, puede quedarse encerrado en sí mismo sin comunicarse. Adam sufre de alteración sensorial.

Cuando algo va mal se lleva las manos a los oídos, para expresar el malestar. Puede ser el soplido del viento en una mañana desapacible o una situación nueva que le cree inseguridad. Retenerle en una silla de dentista es «tarea imposible», comenta su madre. El problema no es solo sentarle. «No se para quieto en el sillón y no abre la boca, para que el dentista pueda intervenir», explica su madre.

El circuito que tiene que recorrer empieza en la consulta del dentista de Sacyl. «El dentista pide el quirófano y a esperar», añade. El pasado mes de julio acudió a la consulta del odontólogo con su hijo y tiene la cita con el anestesista el 18 de noviembre. Pero la fecha para que preparen el quirófano dependerá, según Gemma Fradejas, de que reúnan un grupo de niños y niñas en la misma situación que su hijo para hacer varias intervenciones seguidas.

Esta madre ha decidido hacer público su caso ante la falta de respuesta de las autoridades sanitarias para mejorar la salud bucodental de los menores y otras personas adultas que pueden pasar por la misma situación. Hay personas que recurren a odontólogos privados, pero ella reclama que sea la sanidad pública la que se haga cargo del problema.

«Adam pasa mucho dolor y es injusto que nos esté pidiendo jarabe cada poco porque le duele la muela», lamenta la presidenta de Somos Diversos. Necesita que le empasten una pieza y que le extraigan una muela de la parte superior de la dentadura que le ha salido al lado de la muela de leche, sin que ésta se haya caído.

«El acuerdo consistía en que se habilitara una sala en el hospital con sillón de dentista, donde sea posible aplicar el tratamiento con una sedación», precisa. «La anestesia general es una bomba y estaría justificada para otras situaciones, pero en el caso de la atención odontológica es un despropósito», sentencia esta madre.

La madre de Adam reclama la salud bucodental básica. No se plantea que a su hijo le puedan poner un aparato para corregir porque «no lo soportaría». Lo que pide la asociación Somos Diversos ya está en marcha en otras comunidades autónomas. Gemma Fradejas menciona los casos de Galicia, Asturias y Cataluña.

Un estudio realizado por la Federación de Autismo Castilla y León con participación en expertos en psicología detectó las dificultades para cumplir el protocolo de Salud Bucodental con los menores con trastornos del espectro autista. Garantizar el acceso a la atención sanitaria es una de las reivindicaciones de este estudio que hace hincapié en la importancia que esto tiene en la calidad de vida de las personas con discapacidad psíquica en general y que afectan de manera especial a las personas con TEA.

Faltan equipamientos adecuados y concreción de procedimientos y guías clínicas para la ejecución del protocolo de Salud Bucodental en estas personas. El estudio de la Federación de Autismo Castilla y León señala como uno de los ítems recogidos entre los profesionales la formación específica que deberían tener para atender a las personas con discapacidad psíquica y trastornos del espectro autista en particular y adaptarse a las necesidades de cada caso.