Diario de León
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c Luis Alberto Rodríguez Arroyo titula su carta ‘Perpetuando el odio civil’: «La Guerra Civil debió de ser terrible. Se acercó, seguro, a esa frase que nos recuerda que «es una masacre de personas que no se conocen en beneficio de personas que sí se conocen pero no se masacran». Quien más quien menos, tuvimos a alguno de nuestros abuelos o familiares implicados, las más de las veces indirectamente. En un bando o en otro. Porque en muchas ocasiones ni tan siquiera eso respondió a la ideología con la que comulgaban —si es que lo hacían—.

Y quien más quien menos tuvimos alguna pérdida. Desaparecidos, heridos o muertos. Localizados o ilocalizables durante años. Todos, ellos y nosotros, tenemos que poder disfrutar el derecho de rendirles recuerdo, de saber qué fue lo que ocurrió realmente con nuestros seres queridos, de conocer el lugar exacto donde todo sucedió y de homenajearles aunque sea 80 años después. De ahí la licitud de recuperar sus restos, de añadir un monolito en una cuneta, de llevarles flores cada año o de darles serena sepultura.

Pero no de ahí la politización, el excavar en las heridas —aunque cicatrizadas en falso—, el revivir en la actualidad la polarización de lo que les llevó a las pistolas y la sangre. Todos sabemos lo que cada uno hizo. Y todos somos capaces de distinguir entre los que son merecedores de un recuerdo y quiénes no. Por eso quizá no resulta necesario perpetuar el odio entre bandos.

Lo digo por los que deciden desenterrar a Gonzalo Queipo de Llano o Francisco Bohórquez o por los que solicitaban no hacerlo»

c Miguel Ángel Loma Pérez escribe de ‘Los otros hombres de negro’: «Cada vez son menos; porque elegir sus vidas de entrega supone además ganarte la antipatía de muchos. Por cada mil que hay buenos y muy buenos, cuando sale uno chungo hace mucho daño, ya que sus influyentes enemigos lo aprovechan para lanzarse a degüello contra todos los demás. Y es tanto el odio irracional que se genera contra ellos, que en España se llegó a asesinarles de las formas más crueles y humillantes, pese a que morían perdonando a sus verdugos.

A muchos que parecen de los suyos, les falta tiempo para maldecirles cuando no se doblegan a sus exigencias sobre asuntos demasiado serios que ahora se confunden con prácticas sociales. Y tampoco es raro que hasta sus superiores les dejen vendidos y sin presunción de inocencia ante la denuncia injusta de cualquiera.

Son el cubo donde descargamos nuestras maldades porque están obligados a perdonar nuestras miserias; pero también sembradores de consuelo y esperanza en tantas personas que sufren en soledad. Como en cualquier momento podemos necesitarles, no deberían ocultar su identidad; mas es tanta la basura que les echamos encima, que ya cuesta reconocerles por la calle. Son hombres a los que, seamos o no creyentes, deberíamos estar agradecidos por innumerables razones. Son los sacerdotes católicos. Un mundo sin ellos siempre será peor».

c Pedro García analiza ‘El móvil’: «Si lo pensamos un poco, pocas cosas hay que nos hayan cambiado tanto nuestro modo de vivir, de relacionarnos, de informarnos, como el móvil. Es un invento reciente y que ha influido decisivamente en todas las capas de la sociedad. Quizá una de las cosas que me sorprende es ver al pobre de la esquina, desarrapado y pidiendo una limosna, hablar por el móvil. No tiene para vivir, se supone, está en la miseria, viste fatal, pero tiene móvil.

Tanto es así que en castellano, como nos descuidemos, se puede perder uno de los significados de la palabra móvil. Según Google, móvil es inalámbrico, sin hilos, y ya el final se admite otra versión: movedizo. Pero la RAE nos dice que móvil es aquello que mueve material o moralmente algo. Tener un móvil es tener un motivo, un cierto empuje. Por lo tanto un móvil, un motivo, puede cambiar mi vida, porque me lleva a hacer algo nuevo, algo distinto.

El móvil que nos ha cambiado la vida no es motivo importante para vivir, es un aparato, que al ser inalámbrico se puede llevar a cualquier sitio, se transporta fácilmente. Vamos que lo llevamos encima prácticamente siempre. Nos ha cambiado la vida, demasiado. Si fuera simplemente un teléfono más a mano, no sería para tanto, pero es que sirve para muchas otras cosas, algunas buenísimas y otras perversas».

¿Cree apropiado el cambio legal en el delito de secesión que pretende poner en marcha el presidente Pedro Sánchez?

SÍ 11%

NO 89%

Considera necesaria

la dimisión de la ministra Montoro por el conflicto de la reducción de penas

en delitos sexuales?

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