Los gestores administrativos se revalorizan

En un contexto en el que la digitalización y los trámites entre las instituciones y el ciudadano crecen en complejidad, pero también en vías para mejorar la vida de las personas y el desarrollo de sus negocios, la figura de los gestores administrativos gana presencia por su capacidad para garantizar una fluida relación con profesionalidad y eficiencia. Frente al muro burocrático contra el que se enfrenta la actividad diaria de cualquier persona, su intermediación marca la diferencia entre un problema en el que perderse y una solución ágil de la que fiarse: los apenas cinco minutos, por ejemplo, en los que se resuelve una transmisión de un vehículo desde el despacho de estos profesionales, sin necesidad de ir ni a la Dirección General de Tráfico (DGT) ni a la Junta para liquidar las tasas, o los tres días de papeles, citas previas sucesivas y obstáculos en los que se convierte una acción que se antojaba ordinaria.

Pero no sólo para estos trámites con Tráfico se apunta la utilidad de estos profesionales, que evitan el paso de los ciudadanos por las oficinas de las administraciones públicas y el enredo en sus intrincadas herramientas digitales. El enfoque multidisciplinar hace que su presencia se potencie en el marco social y laboral, como demuestra el vigor del Colegio de Gestores Administrativos de la comunidad. Presidido por Miguel Ángel Alonso de Paz, el organismo vela por la defensa de la profesión.

La flexibilidad de estos profesionales expertos en derecho administrativo permite que sus servicios abarquen todo el espectro de relaciones con el extenso aparato de la administración. La declaración del IVA o la Renta; la confección de nóminas, altas y bajas; la solicitud de permisos de residencia o extranjería; la tramitación de herencias o testamentos; la matriculaciones, bajas, transferencias o actuaciones ante las multas de vehículos; las certificaciones y acciones ante los registro Civil, Mercantil y de la Propiedad; la constitución e inscripción de sociedades, altas, permisos y licencias; la compraventa de inmuebles e inscripción de todo tipo de escrituras; la defensa de los derechos de la propiedad intelectual industrial; y la beneficiosa gestión de ayudas y subvenciones para empresas, pymes y autónomos... Nada que tenga que ver con la tramitación ante los estamentos del Estado, las autonomías, los ayuntamientos y hasta las entidades locales menores excede de su carta de actividades.

Los gestores administrativos, como describe Alonso de Paz, son «profesionales liberales», cuyo trabajo «consiste en la presentación y seguimiento de todo tipo de tramites administrativos», por cuenta de sus clientes, autónomos, pequeñas y medianas empresas, además del «asesoramiento integral, en el ámbito contable, fiscal, laboral, jurídico y en la mediación como solución alternativa a los conflictos». Desde esta relevancia, el presidente del colectivo reclama que los colegios profesionales necesitan, «más que nunca, una nueva Ley de Servicios Profesionales que, con carácter general, garantice su autonomía, su personalidad y la plena capacidad para el cumplimiento de sus fines estatutarios». «La liberalización de los colegios profesionales, eliminando barreras de entrada en las profesiones, para crear, supuestamente, más competencia en la economía, es un grave error de la corriente ideológica, de la directiva de servicios de 2006», advierte.

Alonso de Paz insiste en que «la desaparición de reservas de actividad es una broma de mal gusto» porque, como apostilla, «detrás de todo esto parece que se apuesta por la mediocridad, en lugar de la profesionalidad». «Lo que crea competencia es tener buenos profesionales bajo el amparo de un colegio profesional. En nuestro país, el sector servicios genera un porcentaje importante en el PIB», recalca.