Diario de León

Ilusiones ópticas: ¿Por qué vemos caras en objetos y lugares?

La pareidolia facial es el reconocimiento de rostros donde no los hay

León

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En una nube, una mancha de la pared, un árbol... el ser humano es capaz de reconocer rostros donde realmente no los hay. Este fenómeno es un tipo de ilusión óptica que se conoce como pareidolia facial.

"Pareidolia" es un concepto que tiene raíces griegas y que podría traducirse como "imagen" o "forma" "semejante a". Hace referencia a las percepciones alteradas a partir de las cuales se advierten figuraciones en las que se entremezclan lo percibido con lo fantaseado. En otras palabras, se trata de un tipo de ilusión.

Las ilusiones son distorsiones de la percepción, de cualquiera de los sentidos, y pueden tener un origen tanto biológico y sensorial como social y cultural. En el caso de la pareidolia facial, la distorsión implica la identificación infundada de caras.

Un ejemplo de este tipo de ilusión óptica. WC

Un ejemplo de este tipo de ilusión óptica. WC

Las ilusiones ópticas se deben a la estructura del ojo y del cerebro y por cómo se relacionan entre sí. Pero también tienen una implicación cultural, tal y como señalan autores como Carl Gustav Jung, y cada persona encontrará patrones relacionados con su entorno y sus experiencias vividas.

En realidad, las ilusiones ópticas son más comunes de lo que se puede pensar. Un ejemplo cotidiano es la ilusión que sea crea con los cuadros, en la medida en que nuestra percepción visual encuentra una profundidad de campo donde en realidad hay una imagen de dos dimensiones. Así, el artista se vale de la perspectiva para engañar al ojo.

Existen muchos estudios y corrientes de pensamiento que investigan e interpretan este fenómeno, como la Psicología de la Gestalt, que afirman que las ilusiones se deben a la forma en la que el cerebro "ordena" la realidad por caótica que pueda llegar a ser esta. Es decir, según estas teorías, tendemos a ordenar el mundo que nos rodea para desenvolvernos en este.

Esta tendencia explica que encontremos patrones para entender lo que nos rodea e incluso que lo hagamos de forma errónea. Pero por equivocada que pueda llegar a estar nuestra percepción, no deja de ser un fenómeno curioso y, en ocasiones, divertido.

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