Informe Tinder: el 22% de las mujeres que lo usaron sufieron una violación en una cita
Un estudio de la Federación de Mujeres Jóvenes concluye que una de cada cuatro ha sido abofeteada o humillada
Con 24 años, Sofi se hizo un perfil en Tinder. En dos semanas obtuvo 10.000 likes de parte de hombres con edades entre 35 y 55 años, la franja de edad que, según un estudio publicado por la Federación de Mujeres Jóvenes, es que la que ejerce más violencia sobre las mujeres en estos emparejamientos realizados por intermedio de la aplicación de citas más popular.
Las agresiones son tan comunes y cotidianas en este entorno que el 21,7% de las mujeres fueron «forzadas a tener una relación sexual mediante violencia explícita», indican las autoras de la Investigación sobre las violencias sexuales que las mujeres sufren en las aplicaciones de citas. «Es decir, de las 963 mujeres de la muestra del estudio, 208 fueron violadas en el sentido más consensuado socialmente del término, mediando la violencia física».
En una pregunta directa sobre las violaciones, el 86,4% de las encuestadas «negó haber sufrido cualquier tipo de violencia sexual en citas mediadas por aplicaciones», debido a que hay una «resistencia de las mujeres a nombrar como tal la violencia sexual, especialmente en los casos en los que han accedido voluntariamente a ir con el agresor a algún lugar más privado». Pero luego, al indagar más sobre las prácticas sexuales y el consentimiento necesario antes de practicarlas, el estudio encontró que casi el 50% «se ha sentido presionada para mantener relaciones sexuales en estos encuentros y el 40% si se trata de presión para acceder a prácticas de dominación sexual o BDSM (sadomasoquistas)».
Un 20% denunció que «mi cita me emborrachó o me drogó para abusar de mí» y más de la mitad afirmó que su cita había intentado que bebiera alcohol para tener sexo. Una de cada cinco dijo haberse «sentido un objeto cuyo placer no es relevante en sus encuentros sexuales mediados por aplicaciones de citas. De este porcentaje, el 26,3% afirmaba haberlo vivido en frecuencias altas, como en varias citas (18,4%), bastantes citas (6,2%) o incluso en todas las citas (1,7%)».
Los agresores y el acoso
El perfil de los agresores, según lo publicado en sus cuentas, corresponde a un hombre con más de 45 años y culto, de clase media-alta, de profesión CEO, ejecutivo, psicólogo o periodista con prestigio social y que alardea de éxito laboral. Estas cualidades las reúne el 70% de los que cometen violencia contra las mujeres, «aunque pertenecen a todos los estratos y niveles culturales».
El acoso comienza con alusiones al físico, en un 92,2% de los casos desde el primer mensaje. Este tipo de comentarios hizo que el 87,6% de las que lo recibía se sintiera «incómoda». De esta cosificación inicial se llegaba a la violencia sexual. «El 27,7% de mujeres tuvieron relaciones con hombres que fueron violentos durante el sexo realizándoles ahogamientos, abofeteándolas o insultándolas sin haber hablado sobre este tipo de prácticas previamente».
Una de cada tres mujeres fue presionada durante la relación para realizar prácticas que no eran de su agrado, y sobre un porcentaje similar se ejerció presión para «continuar con el sexo después de manifestar su deseo de parar», prosigue el estudio. «El 28,8% de mujeres que afirmó que, a pesar de haberle hecho saber a su pareja sexual que una práctica les estaba haciendo daño, él continuó. El 27,7% denunció que su pareja sexual había intentado grabarla o hacerle fotos íntimas sin su consentimiento», ya fuera durante la relación o durmiendo, por ejemplo.
¿Violación? Sí, violación
La mitad de las mujeres —heterosexuales entre 18 y 35 años— que fue violada durante una cita con alguien que conoció en Tinder no pronunciaba esa palabra. Aunque percibía que había sido víctima de algún tipo de abuso o agresión de carácter sexual, no aplicaba «violación» a su caso, acusa el estudio, que ha sido patrocinado por el Ministerio de Igualdad. Entre las entrevistadas existía «una fuerte resistencia a nombrar como ‘violencia sexual’ muchas de las agresiones explícitas que las mujeres sufren».
Atractiva («en términos heteronormativos»), joven aficionada al yoga, el turismo, la poesía y la naturaleza y de vestir con ropa casual, Sofi era un perfil ficticio creado por las investigadoras (Mónica Saiz, Irene Otero y Ana Sofía Crespo), que sólo ponía una palabra en el texto descriptivo: «Probando». No respondió ningún mensaje a sus pretendientes de Tinder.