Los secretos del orgasmo femenino

El clítoris, único órgano humano diseñado exclusivamente para dar placer, ha sido el gran desconocido de la ciencia y de las mujeres. Aunque fue descrito en el siglo XVI, tuvieron que pasar cuatro siglos más para que su estructura fuera detallada de forma completa. La uróloga australiana Hellen O’Connell trazó con todo detalle la anatomía completa del clírtoris con todos sus elementos en 1998. Detalló su vascularización y constató que su inervación era más potente de lo que se había dicho hasta entonces.

Su gran aportación fue desterrar la idea de que el clítoris es solo la punta externa del órgano, que solo es un integrante muy pequeño de toda una estructura hundida profundamente bajo la piel, con varios componentes que encajan en un espacio entre la vulva y el monte de Venus envolviendo la entrada de la uretra y la vagina.

El desconocimiento que ha habido hasta hace tan poco tiempo sobre el clítoris evidencia hasta qué punto el placer sexual femenino ha importado poco. Algo que está cambiando en las dos últimas décadas. El psicólogo leonés Miguel Ángel Cueto, especialista en sexología, señala que las consultas por problemas para alcanzar el orgasmo en las mujeres han decaído en los últimos años.

«Era más motivo de consulta hace hace años, cuando las relaciones sexuales eran totalmente coitocentristas», señala el director de la clínica Cepteco de León. Eran frecuentes las consultas de parejas que acudían en busca de terapias porque no había correspondencia en el placer sexual. Falsos mitos como que las mujeres tenían que sentir el clímax al mismo tiempo que el hombre hacían que ellas llegaran a fingir que así ocurría.

En realidad, tan solo el 30% de las mujeres alcanzan el orgasmo únicamente por el coito, como asegura Cueto. La mayoría de las mujeres pueden alcanzar el clímax por estimulación del clítoris, manual o bucal. «Hoy en día, la gente joven es más dada a explorar y estimularse para alcanzar el disfrute», apunta. Los estimuladores por ondas que se inventaron hace dos décadas han contribuido a un cambio en la percepción de la sexualidad y el placer femeninos.

A día de hoy, estos juguetes sexuales son los que tienen más salida en los sex-shop, asegura el regente de Wayup, el único establecimiento de estas características que pervive en León, de los tres que llegó a haber. «Los succionadores son la estrella de las ventas», asegura Kilo. Un término, succionador, que no comparte Cueto: «Son estimuladores que funcionan por medio de ondas», puntualiza.

Cuando el dueño de Wayup empezó en el sector de las sexshop, en 1991, la demanda era mayoritamente masculina y estaba centrada en la pornografía. La tendencia ha cambiado desde los primeros años del siglo XXI. «Las mujeres empiezan a entrar en las sexshops y se han creado productos que son mucho mejores que los que hay para hombres», añade. Existen cientos de modelos de estimuladores y la marca más popular, el Satisfayer, no es precisamente el mejor, asegura. Pero es de los más asequibles.

El womanizer , precursor de estos masturbadores femeninos, cuesta en torno a los 200 euros «y no todo el mundo se puede permitir gastar este dinero», apunta Kilo. En ocasiones son los hombres los que entran a comprar estos productos como regalo a sus parejas y una de las épocas de más de demanda son las navidades. Pero, en general, «la mujer ya no se corta para comprar artículos para su propio uso».

Asumir que el orgasmo se puede dar sin penetración vaginal o con ella, pero estimulando también el clítoris, ha sido una auténtica revolución sexual para las mujeres. Pero también para las parejas, al desplazar todas las expectativas del coito y enriquercer las relaciones sexuales con la exploración de otras formas de placer.

«Puede darse el caso de alguna consulta de mujeres que quieren conseguir el orgasmo nivel coital, pero son poco frecuentes», señala Miguel Ángel Cueto sobre la menor afluencia de consultas a su clínica por problemas relacionados con el orgasmo femenino.

Para el sexólogo leonés, es importante que en las relaciones el contacto afectivo sea considerado como un elemento parte de la satisfacción. Miguel Ángel Cueto lamenta que la educación sexual sea un tema que se ha politizado y no se aborde como es debido. «Hablar del placer no es solo buscar la respuesta sexual», insiste. Un abordaje más abierto contribuiría a que «no haya problemas de carácer sexual ni en la adolescencia, ni en ninguna otra etapa de la vida, incluida la ancianidad, porque la capacidad de sentir placer solo se acaba con la muerte».

La educación afectivo-sexual, añade, supondría una protección para evitar los problemas de abusos y agresiones sexuales. Ante este vacío, la pornografía, que se consume mayoritariamente en internet y desde edades muy tempranas, acapara la mala educación sexual.

Las consultas más frecuentes que plantean las mujeres están relacionadas con un deseo sexual hipoactivo, problemas de dificultad, dolor o imposibilidadpara permitir la penetración y para conseguir el orgasmo. En el hombre, se centran en los problemas de la dificultad para mantener la erección del pene durante el acto sexual (trastorno eréctil), la dificultad para controlar la eyaculación (eyaculación precoz o retardada) y cada vez más frecuente del interés o excitación sexual.

Cueto puntualiza que «nuestra experiencia clínica nos dice que un problema sexual suele causa o consecuencia de un problema de pareja por lo que hay valorar el grado de deterioro que representa en la relación y la incidencia del problema sexual en la misma». Las consultas en pareja siempre tienen mejor pronóstico.

Autor del libro Sexo en la pareja (2006) y coautor de Cariño, vamos al cine. El Cine en la Terapia de Pareja como Estrategia Comunicativa (2020) y Cómo superar un problema sexual (2021), el psicólogo leonés señala que «nuestra experiencia clínica nos dice que un problema sexual suele ser causa o consecuencia de un problema de pareja, por lo que hay valorar el grado de deterioro que representa en la relación y la incidencia del problema sexual en la misma», explica.