Diario de León

Preocupación por el aumento del suicidio en mayores

El Colegio de Psicología de Castilla y León cuestiona la eficacia del 024 y pide profesionalizar la atención directa

Jaime Gutiérrez, presidente del Colegio de Psicología de CyL. DL

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EFE
Valladolid

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El presidente del Colegio de Psicología de Castilla y León, Jaime Gutiérrez, constata su preocupación por el aumento de personas mayores que deciden quitarse la vida, en un grupo etario que no suele verbalizar que quiere morir y ante el que hay que estar atento en el caso de indirectas del tipo «no soy más que un estorbo», con además un teléfono nacional de atención a la conducta suicida, el 024, que «no está siendo eficaz».

No hay mes, e incluso semana, en el que no se conozca algún caso de persona mayor que ha desaparecido y que acaba siendo localizada sin vida.

En entrevista con la Agencia EFE, Gutiérrez diferencia entre los mayores que desaparecen porque se desorientan espacialmente y acaban con un desenlace fatal y los casos en los que realmente es un suicidio, por los que están «muy preocupados», además porque el teléfono de prevención de conducta suicida, el 024, «no está teniendo los resultados que se esperaban, ni muchísimo menos, sino todo lo contrario». 

«El problema es que no está atendido por profesionales, que sólo ocupan los puestos de supervisor —no los de atención directa—, e incluso no sabemos hasta que punto está siendo iatrogénico, con el efecto contrario para el que fue diseñado», esto es, un aumento de la conducta suicida en España, ha advertido el presidente del órgano colegial en Castilla y León. Piden profesionalizar esta función ante personas que «se están jugando la vida», advierte.

A ello se suman problemas nuevos en la sociedad, como «la soledad no deseada en una España vaciada», que está «castigando mucho a las poblaciones más dispersas y con menos habitantes», como es el caso de Castilla y León, aunque hay «iniciativas muy buenas como la que está desarrollando el Ayuntamiento de Ávila», con planes de intervención psicológica y social.

Jaime Gutiérrez precisa que «los mayores no son la población que más se suicida en cuanto a rango de edad, pero sí que es verdad que es la más eficaz en cuanto a intentos», ya que «a la primera suelen tener éxito».

Los datos del INE del 2022, recogen que de los 242 decesos por suicidio en Castilla y León, una veintena fueron entre los 75 y 79 años, con 16 entre los 80 y 84 y 85 y 89, con diez entre los 90 y 94 años.

En el caso de los familiares más directos, el psicólogo explica que cuanto mayor es una persona menos señales emite de que quiera quitarse la vida, no verbaliza nada al respecto, y el caso que diga algo suelen ser indirectas del tipo «mi vida no merece la pena, no soy más que un estorbo para mis hijos», verbalizaciones «socialmente aceptadas ante las que hay que tener mucho cuidado, encender una bombillita roja y estar muy pendiente de esa persona». Actuar frente a la viudedad y la soledad no deseada son otras propuestas.

Los jóvenes y adolescentes: poca tolerancia a la frustración

En el caso de los jóvenes y adolescentes, otro de los grupos que preocupa - de los 242 suicidios del 2022 en la comunidad 17 fueron entre 15 y 29 años-, el psicólogo indica que "el problema que tenemos es que ahora se tiene muy poquita tolerancia a la frustración" y además se está muy observado y juzgado por el entorno.

"Los jóvenes están sufriendo mucho con ésta sociedad, en la que los móviles no dan la felicidad que parece que puedes obtener de ellos, y ellos son conscientes de ello", alerta.

La importancia de estar bien socializados

Y en ese sentido, el responsable del Colegio de Psicólogos de la Comunidad plantea la importancia de que los adolescentes estén bien socializados, que jueguen a algún deporte de equipo, que se conozca a los padres de los otros niños y que tengan en cuenta de que el móvil es de quien lo ha pagado.

Igual que no se deja a un hijo entrar en un lugar en el que se sabe que corre peligro, lo mismo sucede con los lugares a los que puede acceder en internet, páginas en las que indican como suicidarse o hacerse daño a uno mismo dejando de comer, analiza.

Hay que normalizar que los padres quieran saber en qué lugares se meten sus hijos en internet, igual que se come paella los domingos. Hay que llegar a que se vea como normal, concluye.

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