José Manuel del Río, leonés prelado de honor de su santidad: "No creo en las quinielas, decidirá el Espíritu Santo"
El sacerdote leonés José Manuel del Río dio la primicia en Radio Vaticana de la elección de Ratzinger y Bergoglio. Ahora será testigo de la tercera ‘fumata blanca’ con el cónclave para suceder a Francisco

José Manuel del Río con el papa Francisco en una imagen de archivo.
Han pasado 30 años desde que el sacerdote leonés José Manuel del Río Carrasco (León. 1960) pisó Roma enviado por el obispo Antonio Vilaplana con el propósito de que se formara para hacerse cargo de los archivos diocesanos. Obtuvo la licencia de Historia de la Iglesia en la Universidad Gregoriana, se formó también en el Archivo Secreto del Vaticano y tiene el título de archivero de la iglesia y arqueología cristiana.
Fue así como de cura de pueblo —lo fue en Villaseca de Laciana, Posada de Valdeón y Reliegos de las Matas— pasó a formar parte de la curia vaticana y se hizo cargo de la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Con Francisco se convirtió en administrador del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y es Prelado de Honor de Su Santidad.
Durante ocho años ha sido responsable del programa español de Radio Vaticano, «como voluntario», precisa, y actualmente emite el programa dominical Cristianitá, con una audiencia de siete millones y medio de espectadores. Fue el descubridor de una pintura de un lienzo de Miguel Ángel en Ginebra.
—Va a vivir una tercera ‘fumata blanca’ en el Vaticano. ¿Cómo fueron las de Benedicto XVI y Francisco?
—Tuve la oportunidad de anunciar la elección de Benedicto XVI y la de Francisco en Radio Vaticano. Como anécdota puedo contar que cuando fue elegido el cardenal Ratzinger solo llevé su dossier y cuando fue Francisco, igual. Vi muy claro que iba a ser Jorge Bergoglio.
—¿Por qué estaba tan claro?
—Ratzinger era el decano del Colegio Cardenalicio. Estaba claro y el espíritu santo eligió con gran sabiduría. Era el papa que necesitaba la iglesia. Fue una elección muy rápida. Duró solo un día. Con Francisco, también fue rápido aunque fueron dos días de cónclave. Los cardenales tuvieron claro qué es lo que necesitaba la iglesia.
—¿Y en este momento qué prevé que va a pasar?
—El cónclave empezará seguramente el 5 de mayo porque tienen que pasar entre 15 y 20 días desde la muerte del Papa, y Francisco insistió en que las cosas se hicieran rápidamente. Creo que en este caso la máquina ya está en movimiento. Aunque el documento que rige el cónclave prohíbe llegar a acuerdos previos, pueden hablar entre ellos. Pueden hacer acuerdos una vez que se haga la primera reunión reservada solo a los 135 cardenales votantes, los que tienen menos de 80 años.
—Hay una lista de papables favoritos. ¿Cree que saldrá alguno de ellos o quedarán quemados por la publicidad?
—No creo en las quinielas porque sí creo que es el espíritu santo quien decidirá quien gobierne la iglesia. Así lo quiso el señor y los señores cardenales que van a participar en el voto van a dejar actuar al espíritu santo.
—¿Cómo valora la figura del papa Francisco?
—El papa Francisco dejó impresionada a mucha gente. La homilía del cardenal Re, el decano del colegio cardenalicio, en su funeral le ha retratado muy bien. Resumió las líneas de su pontificado y esto nos da la idea de que no va a venir una ruptura, sino una continuación. Porque, además, lo único que ha hecho Francisco es aplicar la doctrina del Concilio Vaticano II, que es la adaptación del evangelio a los problemas actuales. Ha apuntado varios ejes esenciales de este Papa. Primero que la iglesia todos tienen cabida, como él decía ‘tuti, tuti, tuti’. Ha destacado su primer viaje como Papa a Lampedusa, cumpliendo lo que le dijo su amigo el cardenal brasileño Claudio Hummes cuanto fue elegido: «No te olvides de los pobres». Su último viaje fue a la cárcel, el día de Jueves Santo. Los pobres han sido su preocupación general. También ha destacado el trabajo por la paz de forma que el funeral del Papa Francisco sirva para que se puedan tender puentes para acabar con las guerras en Ucrania, Palestina y otros lugares del mundo. Su viaje a Papúa Nueva Guinea y Myanmar, que fue muy duro para él y le tocó la salud, muestra que quería estar en medio de las periferias existenciales, donde está la cultura del descarte. Lo dejó asentado en su primera encíclica ‘Todos hermanos, hermanos todos’, que nadie se sienta excluido de la iglesia.
—Francisco ha nombrado 110 de los 135 cardenales que votarán en el cónclave. ¿Le sorprendió especialmente alguno de ellos?
—Ha nombrado a algunos que se salen del canon, de fuera de las sedes cardenalicias habituales como en Milán, donde nombre a otro arzobispo de la diócesis. En España, Toledo había sido sede cardenalicia hasta Cañizares. En Latinoamérica también ha nombrado a cardenales que eran obispos auxiliares y a alguno de más 80 años que no se han hecho ordenar obispos. Tampoco es obispo el cardenal Artime, ordenado sacerdote en León, uno de los más jóvenes. Era el general de los salesianos.
—Se ha escrito mucho estos días sobre Francisco y su papado. Las voces más críticas las he encontrado en las mujeres. ¿Cómo valora las medidas que ha tomado y el hecho de que siendo el 50% o más de los fieles y quienes sostienen más la iglesia en todos los aspectos sigan relegadas?
—La iglesia no se rige por la paridad. Tiene unos principios fundacionales, una tradición. El poder lo tiene el Papa, que está en el vértice del gobierno de la iglesia, respetando siempre que tiene que tener el respaldo de la iglesia. Por ejemplo, este domingo 27 de abril estaba prevista la canonización de Carlo Acutis (‘el influencer de Dios’). Para tomar esta decisión necesita el apoyo de los cardenales. Lo mismo que decidió, con su apoyo, que Gaudí sea beatificado. El próximo Papa lo programará y lo llevará a cabo con sus cardenales. En cuanto al tema de la mujer, quien más ha luchado por los derechos de la mujer es la iglesia católica. Y, como señalas, el papa Francisco ha dado cuotas de poder dentro del gobierno de la iglesia a las mujeres hasta ahora desconocidas como una mujer gobernadora del Vaticano y la primera mujer al frente de un dicasterio, en el que precisamente está el cardenal leonés de pro-prefecto con ella. Pero el ministerio del sacerdocio fue instituido por Cristo para los hombres. Es un tema que quedó cerrado con Benedicto XVI. La mujer no puede llegar a ser ministro como sacerdote. Se ha empezado a discutir el diaconado femenino, solo a discutir.
—¿Fue un Papa valiente?
—Muy valiente. Ha hecho cosas que igual otros papas hubieran querido hacer después del Concilio Vaticano II. La reforma de la curia romana causó estupor, la cuestión sinodal, el nombramiento de mujeres en esferas de poder.
—¿Del dicasterio que usted administra qué acción destaca?
—El hecho de que instituimos el martes después de Pentecostés como la fiesta de Santa María madre de la iglesia.
—¿Puede contar alguna anécdota suya con Francisco?
—Francisco, antes de ser Papa, venía a la Domus Pablo VI, una de las tres casas donde vivimos las personas empleadas en el Vaticano. Era uno más, un hombre sencillo, humilde y muy discreto. Era fácil relacionarse con él. Cuando vino para la elección del sucesor de Juan Pablo II le dije al salir de nuestra casa: «Eminencia, los candidatos pueden ser varios y entre ellos está usted». Y él me respondió: «No te preocupes, hijo, que no lo voy a permitir». Al regresar del cónclave me dijo: «¿Viste?». Pasaron ocho años y cuando vino para la elección del sucesor de Benedicto XVI le dije al subirse al coche: «Eminencia, esta vez no se libra». Y me respondió: «Se hará lo que quiera el espíritu santo». Ya siendo Papa, en su casa de Santa Marta, le comenté: «¿Se acuerda de lo que hablamos?» y me respondió: «Tú eres un gallego muy furbo» (de mano izquierda).
—¿Qué había detrás de cada uno de los tres papas que ha conocido?
—Juan Pablo II era un hombre afable, pero no cercano. Era un hombre para las masas. Estaba sordo de un oído, aunque no se le notaba. Benedicto XVI es la persona que he sentido más cercana. Te cogía de las manos, te miraba y te profundizaba el alma. Francisco era un hombre cercano en la masa, pero el trato personal le costaba. Estaba hablando contigo y te miraba por encima del hombro a ver quién venía.
‘Embajador' de León en el Vaticano

El papa Francisco con José Manuel del Río en una imagen de archivo

El papa Francisco firma camisetas de la Cultural en una imagen de archivo

El papa Francisco firma camisetas de la Cultural en una imagen de archivo

José Manuel del Río con el papa Francisco en una imagen de archivo

José Manuel del Río junto al papa Francisco en una imagen de archivo

José Manuel del Río junto al papa Francisco en una imagen de archivo

José Manuel del Río con el papa Francisco en una imagen de archivo

José Manuel del Río junto a Jesús Fernández, obispo de Astorga

Congregación del Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, grupo del que es administrador José Manuel del Río

José Manuel del Río en el Vaticano.
José Manuel del Río en el Vaticano

José Manuel del Río en el Vaticano en la capilla ardiente del papa Francisco
