Once meses de angustia para encontrar al niño desaparecido

Fueron once meses de búsqueda agónica, abanderada por un padre desesperado, Francisco Párraga, y una madre deshecha, Gloria Martínez, que siempre se negaron a dar a su hijo por muerto y que lograron que el tiempo ni borrara el recuerdo de Dónovan ni disminuyera el ahínco con que vecinos, voluntarios y policías rastreaban las provincias de Guadalajara y Madrid. Fueron más de un centenar de batidas en las que nunca faltaron millares de voluntarios (Protección Civil, policías locales, bomberos, clubes de motoristas....). Se rastrearon, siempre con perros adiestrados, todos y cada uno de los montes, parajes y cuevas de los alrededores de Trijueque. Pero ni rastro. La última vez que alguien vio con vida al pequeño, Dónovan, la tarde del 27 de febrero de 2002, esperaba en la parada de autobús para ir a Madrid, aunque otros vecinos aseguraron haberle visto haciendo auto-stop dirección a la capital de España en la Nacional II.