Diario de León

A LA ÚLTIMA

Ejem, no tan estúpido

Publicado por
JAVIER MONJAS
León

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DE ACUERDO, suena mal. Eso de organizar un mercado de futuros en Internet sobre posibles atentados terroristas, esa especie de bolsa que el Pentágono se ha visto obligado a retirar ante el griterío en su propio país, por no hablar del habitual equipo de guardia de por aquí. Estos yanquis... qué inmoralidad... parecen tontos... esas cosas. Sin embargo, la idea del Pentágono tiene ilustres precedentes y se basa en el mecanismo de la invisible y eficaz mano capitalista que, con pulso de acero, gobierna los mercados, incluidos los de la vida y la muerte. Porque son varios y muy exactos los parqués electrónicos bursátiles que no negocian acciones de empresas sino información e ideas. Literalmente. Por ejemplo, el Hollywood Stock Exchange, en el que se puede apostar por quién ganará los Oscar el año que viene. Su precisión es tal que el año pasado eligió 35 de los 45 nominados en las ocho principales categorías. Si se quieren dar una vuelta por allí está en www.hsx.com. Allí podrán ver todas las gráficas de cómo van las cotizaciones, desde el intradía hasta futuros, warrants y apuestas a diversos plazos de tiempo. Hay otros. Por ejemplo, el Iowa Electronic Markets, que, como recuerda Wired, especula sobre los resultados de las elecciones y ha sido más exacto que las propias encuestas electorales. Sí, suena mal apostar los ahorros a que a Arafat le van a volar la cabeza en menos de tres meses pero, como dicen sus frustrados responsables, «entre las muchas cosas que hacemos para espiar, esta es una de las menos reprensible: pagar a la gente para que nos diga las malas cosas. Es intrínseco al proceso de inteligencia». Como diríamos en España, si el río suena, agua lleva. O sea, que si Arafat sube en las cotizaciones, algo puede ir a pasar -incluyendo que los propios asesinos conjurados hayan apostado todo lo que han podido juntar a que será así-, con lo que se tomarían las decisiones políticas oportunas. Los promotores de la idea afirman que todo esto se mueve al margen de la moral y que es una simple cuestión de captar lo que circula por el mundo y recompensarlo. Ni más ni menos, señores. Vamos, que no es para tanto.

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