Diario de León

Las ancianas discapacitadas serán menos por su mayor nivel cultural

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efe | barcelona

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La tasa de ancianas españolas con discapacidades se reducirá en los próximos años por el incremento del nivel cultural de las mujeres, que influye directamente sobre su nivel de dependencia en la vejez, según un estudio realizado por el CSIC sobre el riesgo de discapacidad entre los mayores. Este trabajo, publicado con motivo del Congreso Europeo de Gerontología, afirma que tener estudios superiores es una garantía de una mejor salud y menor discapacidad en la vejez, ya que un nivel de educación alto actúa como un factor de menor riesgo. El estudio, publicado en la revista de la Sociedad Catalana de Geriatría, asegura que la tasa de discapacidades más bajas se encuentra entre los ancianos que alcanzaron estudios universitarios, y que a medida que disminuye el nivel de estudios, aumenta el nivel de discapacidad. El analfabetismo sigue presente entre los ancianos españoles, y especialmente entre las mujeres, y actualmente un 49,5% de las ancianas analfabetas declaran tener algún tipo de limitación funcional. En España hay casi medio millón de mujeres ancianas analfabetas, y, de ellas, 242.000 dicen tener alguna discapacidad, y el riesgo que tienen de caer en una situación de dependencia es mayor que en otros grupos. Por el contrario, de las casi 99.000 ancianas con estudios universitarios que hay en España, sólo el 19,1% declaran tener algún tipo de problemas para el desarrollo de sus actividades cotidianas o alguna limitación funcional. Las personas mayores que se sienten enfermas o débiles, por una percepción negativa de su estado de salud, junto con determinadas circunstancias económicas o culturales, o que no se consideran capaces de realizar determinadas actividades, se convierten en demandantes de cuidados, independientemente incluso del diagnóstico médico de sus limitaciones reales. En este sentido, se remarca que una persona pide cuidados y ayuda más en función de cómo se siente que de cómo está realmente, o de cómo un profesional de la medicina diría que está. Para este trabajo, firmado por Antonio Abellán García, es la formación y no el dinero o el prestigio social, lo que marca las diferencias de salud entre las personas, y muy especialmente entre el grupo de la tercera edad. En este sentido, se remarca que la variable de ingresos es menos discriminatoria que la de estudios y nivel cultural, aunque el nivel económico del hogar y el riesgo de dependencia están relacionados. Los mayores niveles de instrucción se asocian a estilos de vida más saludables, como el ejercicio físico o el mejor control del peso corporal, entre otros hábitos.

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