Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

El defensor del ciudadano

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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El nuevo ayuntamiento o corporación, partida por gala en dos partes contratantes y pactantes, es como el rayo que no cesa. Todavía no tiene demasiado clara la posible aventura aeronáutica del novísimo aeropuerto para viajeros con destino a Shangai, por ejemplo, ni está seguro de no equivocarse en lo de la Adhesión a la Fundación de Villamar, por la que penan tantos ilustres políticos de Castilla la Vieja y de León, y ya están pensando en imponer en el organigrama municipal nada menos que otro Defensor. Esta vez, el Defensor del Ciudadano, que es como imponer al oficial Defensor del Pueblo una titularidad superior. O como si se pretendiera esclarecer el enigma de si el Ciudadano forma parte del pueblo o es otra cosa. El Grupo de concejales del Partido Popular en la municipalidad leonesa, se reunió con miembros dela Federación de las Asociaciones de Vecinos de esta Villa, a fin de coordinar actuaciones para el fin de instauración de la gigantesca figura del Defensor del Ciudadano, para la cual se piensa en una nueva Oficina de información a fin de que el ciudadano no se lance a la aventura con los ojos cerrados y sin las debidas acreditaciones. Obvio es decir, que según afanosos señores ediles el dicho señor Defensor del Ciudadano tiene como fundamentales obligaciones y prerrogativas la de velar por los intereses, derechos y subvenciones que al Ciudadano corresponden. Se designarán, sin esclarecer a quien corresponde el nombramiento, concejales de barrio, equivalentes a aquellos tradicionales Alcaldes de Barrio que nunca sirvieron sino para servidores fieles del gobernante. Y aparte lo que los sociólogos puedan entender sobre la función del posible Defensor del Ciudadano, a las gentes de mi barrio les parece que lo que León necesita no es tanto Asociaciones, Fundaciones o Conjunciones copulativas para cubrir el expediente de la necesidades populares, sino que, a través de los instrumentos legales ya existentes puedan ser erradicadas las necesidades vistas y no vistas, sin que se pueda imponer la sospecha de que de lo que parece que puede tratarse en definitiva es de la creación de otro mecanismo de enchufe en la red oficial para alcanzar puestos de poder. A ver si nos entendemos. Lo que sobran en España son Asociaciones Federaciones y Fundaciones y lo que impone par ala mayor salud del cuerpo social son posiciones éticas que impidan que el pueblo, el ciudadano tenga derecho a sospechar que todas estas invenciones no son sino herramientas para labrarse un porvenir los unos y los otros, mediante el sacrificio de los otros y de los unos. Que el ciudadano necesita protectores, defensores, paladines que les aseguren al menos el derecho a la vida, es indudable, pero la proliferación de defensores de todas, y cada una de las alternativas sociales parece demasiado. Ya disponemos de Defensor Nacional del Pueblo, de Defensor Autonómico, de Defensor del Niño, de Defensor de la mujer maltratada, de Defensor del inmigrante, de defensor de lo que no tiene defensa. España se está convirtiendo en el país más defendido de la tierra. Y no es eso, no es eso. Los señores concejales a los cuales se debe esta novísima iniciativa del Defensor del Ciudadano, merecen todas nuestras gratitudes como seres sometidos al azar de los vientos y de los depredadores. Pero es que entre Sindicatos, ONGS, Asociaciones. Y demás organismos en defensa del Ciudadano, nos estamos quedando sin ciudadanos y sin pueblo. Todo lo echamos en defensores de algo. ¿Y quién nos defiende de los defensores?

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