Diario de León

El paisanaje

La familia con un bigote o dos

Publicado por
Antonio Núñez
León

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LA COSA MÁS natural del mundo desde tiempos remotos es que una pareja, macho y hembra, se junte, procree y cuide de las crías hasta que éstas, a su vez, hagan lo propio. Vale tanto para los animales de dos patas como para los de cuatro y, si no, no estaríamos nadie aquí. Los bípedos suelen ponerse de acuerdo antes firmando un contrato que se llama matrimonio, aunque a los liberales no nos hubiera importado que fuera patrimonio, en tanto que los cuadrúpedos se limitan sin más a ir cada uno a lo suyo, y la cosa funciona igualmente. Es más, hay que decir en honor de estos últimos que, si la especie humana ha sobrevivido hasta ahora, ha sido porque entre guerra y guerra lo de menos era casarse antes o después de todo lo demás, sino el descando del guerrero a secas. Sentadas estas premisas históricas, un tanto rancias, dicho sea a favor de las feministas, el miércoles se ha sabido que dos parejas de homosexuales han solicitado casarse en el Registro Civil de Madrid y otra más en el de Valencia, las dos primeras de macho con macho y la tercera de hembra con hembra. Se ve que se quieren mucho. Y el asunto no tendría mayor interés informativo -allá cada cual con sus querencias y lo que se pierde- si no fuera porque actuaban como «madrinas» de las tres ceremonias las portavoces del PSOE e IU en el Ayuntamiento de Madrid, Trinidad Jiménez e Inés Sabanés, respectivamente, y en Valencia la secretaria de Movimientos Sociales, también, del PSOE, Carmen Montón, como su propio apellido indica. No se sabe todavía si las demandas de matrimonio han sido rechazadas en el Registro por obvias razones técnicas, y déjense las explicaciones para no caer en la pornografía, pero, por si acaso, las madrinas han dicho ya que recurrirán ante el Constitutcional. Esperarán encontrar apoyo en algún jurídico de su cuerda, porque no tendrían nada que hacer si presidieran el ilustre tribunal, por conocimientos científicos o experiencia, el doctor Severo Ochoa o la oveja Dolly, ambos que en paz descansen. Está chupado, dicho sea también con perdón para gays y lesbianas, hacer demagogia y campaña electoral con algo tan común y hasta respetable como la inclinación sexual de cada uno. Pero, de entrada, es obsceno. Y, aprovechando que Felipe González le ha hecho en Madrid la campaña electoral a Zapatero, no estaría de más recordarle a éste último el dicho atribuído al Guerra -Alfonso no, el torero- para explicarle por qué técnicamente así tampocole va a aumentar la prole electoral: «lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible». «Aunque hay gente pa too», añadiría el maestro. Hace décadas en España para ser alguien, además de matador de toros, había que sentar a un pobre a la mesa por Navidad, tener un hijo cura o, por lo menos sargento de infantería y, ya en plena transición democrática, un mínimo de dos familiares divorciados. Hoy dia, en cambio, para ser moderno y hacerse notar en sociedad, además de todo lo anterior y conducir un audi , es imprescindible un pariente homosexual para tener carnet de demócrata de toda la vida y a ser posible que, cuando salga del armario, salga también toda la familia en los periódicos. Seguramente por eso y para cuidar su imagen la concejala leonesa de Bienestar Social, Covadonga Soto, ha cedido también el miércoles de esta semana, casualmente el día de los bodorrios de Madrid y Valencia, un local al Colectivo de Gays y Lesbianas de León (Cogale, a efectos del registro) en el centro cívico del barrio de El Crucero. Al parecer se trata de no discriminar a nadie y por eso también los maricones y las tortilleras, así como suena en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, para qué vamos a enmendarlo, se suman a los colectivos que precisan apoyo social en forma de subvenciones públicas, como los sordomudos, los enfermos mentales o los dolientes de la colza o del Alzheimer. Lo de estos últimos es normal, como el paro, pero lo de los primeros no parece tanto ni tan grave. Hasta el tío Caquichu, venerable patriarca de la gitanería ambulante del mercadillo y con más desgravaciones que mercancía en la furgoneta de segunda mano, le habría comentado a su compadre: «ja, chacho, no tenemos ni la mitad de subvenciones que los de la acera de enfrente y eso que son payos». Cásense en buena hora los apadrinados por el PSOE y duerman felizmente a pierna suelta o cada cual en la postura que mejor le convenga, pero que dejen, de paso, también de meter la mano en los Presupuestos del Estado o de los ayuntamientos, que es como si nos tocaran lo más sensible al resto de la nación. Y, en tocante al matrimonio, ni por la iglesia, ni por el registro, ni leches.Lo mejor es una hipoteca a treinta años en el Banco de Bilbao, que une para toda la vida.

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